El respeto a la ley
04/01/2011 - 00:00
Existe una creencia general que apostilla que en el universo nórdico, anglosajón y centro europeo la ley tiene legitimidad social y es básicamente respetada, existiendo un consenso básico de que su cumplimiento es esencial para el buen funcionamiento de la sociedad.
En esos países, el hemisférico de lo público tiene el respeto de la mayoría de los ciudadanos. Las tradiciones democráticas, una cierta cercanía de la política y las instituciones y el sentido de la responsabilidad colectiva hace que la ley se cumpla y se condene socialmente a quienes hacen trampas. Quien incumple no sólo se ve acosado por la sanción judicial o legal sino por el juicio ético de sus conciudadanos.
España tiene sangre latina en sus venas sociales. El viejo dicho de "hecha la ley, hecha la trampa" resume la tendencia al ocultamiento en el incumplimiento de la ley que se evitará salvo cuando el miedo a la sanción sea una coacción razonable. La letra con sangre entra es oro adagio colectivo que indica que sólo la amenaza hace que se cumpla con la obligación.
Ahora ha entrado en vigor la nueva ley que prohíbe fumar en todos los lugares cerrados y públicos. Solo quedan los reductos de los espacios abiertos y la propia casa para poder seguir siendo fumador. Y la ley, que podrá no gustar a algunos fumadores, tiene un fundamento científico-médico y una utilidad social indiscutible. No sólo protege a los no fumadores de los efectos nocivos del tabaco sino que facilitará, aún cuando haya un elemento coercitivo en la norma, que algunas personas que tienen deseos de dejar de fumar y no se siente capaces lo logren.
Por otra parte el tabaco tiene una repercusión importante en el gasto sanitario por las enfermedades que producen. Y si bien es cierto que tanto el tabaco como el alcohol tienen una dosis importante de tasas e impuestos en su precio, pero no se puede invocar el principio de la compensación para tener derecho a fumar en los lugares ahora prohibidos.
Vamos a asistir a un test interesante de disciplina social y no sería mala idea aprovechar este pulso sobre el cumplimiento de la ley para empezar a aceptar algunas formas de entender la vida anglosajonas y nórdicas para mejorar el rendimiento de la sociedad.