El retablo de El Casar, luz en la Navidad
En estos días en que la Navidad nos rodea, es el momento en que dirigimos la mirada hacia uno de los muchos elementos patrimoniales en que ese mensaje está retratado, tallado, y mazonado espléndidamente. Es la iglesia parroquial de El Casar.
El retablo
Sin duda es este retablo de el Casar el elemento artístico más notable de la iglesia de este pueblo campiñero, que fue construido en el siglo XVII, y casi totalmente destruido durante la Guerra Civil española de 1936- 39. El entusiasmo y la generosidad de los vecinos de la villa hizo posible el renacimiento de esta pieza de arte, que puede considerarse con justeza un orgullo del pueblo. Es un retablo de tipo fachada, propio del estilo renacentista, con un esqueleto arquitectónico a base de columnas adosadas, frisos, frontones y remates, cobijando entre ellos una serie de tableros con escenas talladas en las que se aprecian diversos momentos de la vida de Jesús y María, así como algunos medallones con santos de la devoción de los casareños.
Aunque estos tableros fueron brutalmente destrozados en el saqueo del templo durante el verano de 1936, años después se hizo una restauración modélica, conforme a las más tradicionales técnicas de la talla y el estofado, devolviéndoles todo su fulgor y su fuerza originales.
El medallón de San Miguel en el Retablo de El Casar.
Merece la pena describir con algún detalle estos tableros, en un retablo que se divide, como los clásicos, en dos cuerpos más predela baja y ático alto, y tres calles. En la predela, vemos seis escenas talladas en relieve y policromadas, memorando la Pasión de Cristo. Que de izquierda a derecha representan a) la Oración en el huerto, b) la Última Cena e institución de la Eucaristía, c) la Flagelación, d) la Coronación de Espinas, e) la subida al Calvario con la Cruz a cuestas, y f) el Descendimiento.
En el primer cuerpo, aparece a la izquierda un gran plafón representando la Natividad de Cristo, con sus figuras esenciales (María, José, el Niño sobre una cuna, y tres pastores que se asoman a contemplar la escena) y a la derecha otro en el que aparece la escena de la Epifanía, o sea, la Adoración al Niño de los tres Reyes Magos, con las imágenes de María, José y el Niño, más los tres Reyes y sus correspondientes pajes, representando las tres razas más conocidas entonces: blancos, orientales, y africanos. Al centro, la Asunción de María, que es la titular de la parroquia.
El nacimiento de Cristo en el Retablo de El Casar.
En el cuerpo superior, a la izquierda vemos la Resurrección de Cristo, vivo y en pie sobre el sepulcro del que se levanta, escoltado por un grupo de soldados romanos que han caído impactados por la sorpresa, y a la derecha la Pentecostés, o sea, la reunión del cuerpo apostólico con los doce apóstoles y la Virgen María en el centro, recibiendo la luz y la sabiduría que desde lo alto, en forma de paloma resplandeciente, les llega. Al centro, la talla de Cristo Jesús crucificado, con la representación de su muerte.
El ático representa al centro, y de medio cuerpo, un anciano barbado que en su mano izquierda porta la bola del mundo, y con la derecha bendice, representando la figura del Padre en la Trinidad católica, acompañado en los laterales de sendos medallones, con devociones locales: la derecha representa al Arcángel San Miguel, y la izquierda a San Isidro Labrador.
Este retablo salió de uno de los talleres mas acreditados de la escultura renacentista manierista del siglo XVII, en Madrid. Fue su autor principal, en lo que se refiere a su diseño y talla de las escenas, el escultor complutense Antonio de Herrera y Barnuevo, mientras que lo correspondiente a la parte de dorado y estofado, más la pintura necesaria para conferirle su encanto, se debe al artista, también alcalaíno, Martín de Ortega. Este retablo fue construido, según consta de los documentos conservados en el Archivo Parroquial de El Casar, entre los años 1625 y 1633. Concretamente ya en 1623 el licenciado Pedro Arines, en la Visita anual a la parroquia, ordena se comiencen las gestiones para dotar a la iglesia, recién concluida, de un retablo digno. Para construirle, se contó con un censo (o préstamo) de 500 ducados que entregó el Ayuntamiento de la Villa. También el trabajo personal de los casareños, en las tierras propias de la parroquia, permitió obtener frutos con que pagar en gran parte sus costes.
El autor
El autor de este retablo es el gran escultor del barroco español, Antonio de Herrera y Barnuevo, quien siempre se declaró “maestro ensamblador” (constructor de retablos) y escultor, estando parte de su vida al servicio directo del monarca de España. Nacido en Alcalá de Henares, se estableció en Madrid, donde hubo de aprender su profesión a principios del siglo XVII. Fue designado por Felipe IV como aparejador de las Obras Reales de carpintería en la primera mitad del siglo XVII. Ejecutó numerosas estatuas para edificios de iniciativa real. Así por ejemplo, las del Ángel y las Virtudes que están en la fachada de la que fuera Cárcel de Corte y hoy es palacio de Santa Cruz en la Plaza de la Provincia, en Madrid. Solo por ellas ya sabemos por qué fue calificado como uno de los buenos escultores que había en aquel tiempo en Madrid. Y según noticias aportadas por Crescencio queda manifiesto que fue autor de otras estatuas de fuentes en la capital. Su hijo fue Sebastián Herrera Barnuevo, también dedicado al arte: fue pintor, escultor y arquitecto, desarrollando su actividad en el siglo XVII español como pintor de cámara real.
Impresionante aspecto del Retablo Mayor de la iglesia de El Casar.
Otras obras de Antonio Herrera Barnuevo: el escudo de la monarquía en la fachada del Palacio de Santa Cruz de Madrid (que se construyó para Cárcel de Corte) más el Ángel Tallado en mármol que la corona, y otras cuatro esculturas de Virtudes que tuvo la fachada.
También talló una Inmaculada para las Descalzas de Madrid (1622) y participó en las tallas del retablo de la iglesia mayor (hoy Catedral) de Getafe (1611-1618). Además se le atribuyen los cuatro evangelistas, los Padres de la Iglesia, una Inmaculada y el San Bernardo del gran tabernáculo eucarístico de la iglesia del Monasterio de las Bernardas de Alcalá. A la muerte de Félix Lope de Vega, y a partir de una mascarilla mortuoria, talló un busto del poeta y dramaturgo, que se conserva en el Museo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando (1635). El doctor Juan Pérez de Montalván en la Fama póstuma a la vida y muerte de Lope Vega Carpio, que publicó, hablando de su funeral, que fue en San Sebastián [ parroquia, en la calle de Atocha ] el año de 1635 dice: “Vacióle en cera la cabeza Antonio de Herrera, excelentísimo escultor de S. M”. Murió en 1646, y fue cuñado de Juan Sánchez Barda, escultor también, asturiano. Se han ocupado de él, entre otros, María José Almagro Gorbea, María Elena Gómez Moreno y J.J. Martín González, y es figura del barroco madrileño bien considerado.
La Adoración de los Reyes Magos en el Retablo de El Casar.