El rostro triste de la crisis
18/11/2011 - 00:00
Hoy he visto el rostro abatido de la crisis. Eran cientos de personas haciendo cola para adquirir un billete de lotería; gentes de indumentaria modesta y rostros de miradas perdidas en la esperanza del Gordo de Navidad que este año lleva 400.000 euros de premio para el décimo. Paisanos de todas las edades; muchos de ellos inmigrantes, otros con apariencia de jubilados que quizá por lo largo de la espera -ya digo que la fila para comprar lotería era interminable- traían encargo ajeno y echaban la mañana haciendo cola. No digo que la formidable hilera que a modo de muralla humana cortaba en dos una calle peatonal del centro de Madrid fuera un reino de silencio, pero no eran muchos los que mataban la espera charlando.
Nada que ver, desde luego, con las largas colas que se forman frente a las taquillas del Santiago Bernabeu para hacerse con una entrada cuando juega el Real Madrid; todo lo que allí acostumbran a ser chanzas y bullicio, aquí, ya digo, era pesadumbre y miradas ausentes. Tampoco se veían manos revoloteando sobre los teclados de los móviles como es habitual entre los jóvenes que cruzan mensajes mientras aguardan turno para hacerse con la entrada de un concierto. Sería excesivo hablar de recogimiento, quizá no llegaba a tanto el imperativo de la peculiar vigilia, aunque quienes formaban la cola aguardaban nada menos que la visita de la esquiva diosa Fortuna, pero no es exagerado concluir que en el improvisado paisaje humano predominaba la tristeza. Incluso el abatimiento.
El mismo o parecido aire que se respira en las colas del paro frente a las oficinas del INEM.
¡Cuanto habrían ganado en humanidad y en cercanía los mensajes que hemos venido escuchando a nuestros políticos a lo largo de la campaña electoral si se hubieran acercado a las colas que forman los miles de ciudadanos que en todos los rincones de España sueñan con cambiar su suerte gracias a la Lotería Navidad! Habrían visto de cerca -no a través de papeles y balances- el verdadero rostro de la crisis.