El sida, un lastre para la agricultura africana

01/12/2010 - 00:00 Felipe Juárez

La agricultura, que da de comer (a duras penas) a la mayoría de los países en desarrollo, es una de las primeras víctimas colaterales de la pandemia que hoy afecta a 33,3 millones de personas. En las comunidades agrícolas africanas, donde existe poca mecanización y maquinaria agrícola, la mano de obra familiar es fundamental para conseguir niveles de producción aceptables. La pérdida de mano de obra obliga a las familias a reducir la tierra cultivada y a introducir cambios en los sistemas de cultivo que acaban afectando al rendimiento agrícola. Se tiende a dejar en barbecho los campos lejanos y la producción total de cada unidad agrícola disminuye. Se reducen rendimientos porque operaciones agrícolas esenciales se retrasan o no se realizan a tiempo. Se carece de recursos para adquirir insumos agrícolas, se abandonan las medidas de conservación de los suelos y se tiende a dar prioridad a la supervivencia inmediata al tiempo que se abandonan los cultivos de productos comerciales por cosechas de subsistencia y autoconsumo, reduciendo los ingresos de la familia. Aun así la palabra “agricultura” no aparece una sola vez en el último informe de Onusida. Para Amador Gómez, Director Técnico de Acción contra el Hambre, la solución pasa por programas integrales “que aborden la pandemia en toda su complejidad y en todas sus dimensiones, más allá de la médica”. Para ello Acción contra el Hambre ha puesto en marcha una serie de proyectos transversales, con componentes de salud, nutrición, agua y seguridad alimentaria, especialmente dirigidos a población seropositiva en países como Suazilandia, con un cuarto de su población infectada.