El Sínodo, 'vívelo'

17/01/2020 - 17:40 Pedro Villaverde Embid

  En estos días estamos viendo que en las parroquias se están creando grupos de trabajo y se invita a los fieles a integrarse en ellos.

El obispo, don Atilano, convocó el pasado año un Sínodo en la diócesis, algo que no sucedía desde 1948 siendo el primero con la actual circunscripción geográfica. Es un proceso de dos o tres años en los que se irán sucediendo determinados capítulos, el más visible hasta ahora, la realización de una encuesta con 169 preguntas que de manera anónima han respondido casi seis mil personas expresando inquietudes sobre el presente y las necesidades de la Iglesia. 

  En estos días estamos viendo que en las parroquias se están creando grupos de trabajo y se invita a los fieles a integrarse en ellos, bajo el lema ‘vívelo’, porque precisamente lo que se persigue con esta iniciativa aperturista es la participación de todos aquellos que forman parte de la comunidad para construir juntos el futuro de la Iglesia, que pasa, como en cualquier institución, empresa o persona, por la adaptación a las cambiantes realidades sin que ello signifique negar la idiosincrasia, creencias y valores compartidos, pero sí renovarse.

  Es pues momento de contribuir a diseñar el mañana, a plantear soluciones a los problemas de hoy como son, entre otros, en nuestra provincia, la imposibilidad de ofrecer servicio pastoral en cada núcleo de población, muchos pequeños, casi sin gente, y muy dispersos, por la falta de sacerdotes. Tal vez sea hora de no ver extraño que en lugar de que el cura venga al pueblo sea el que quiera ir a misa el que se desplace a una localidad donde se agrupe a los fieles, asistir por videoconferencia a la eucaristía o recibirla un día que no sea domingo, pues vale igual un martes que un jueves. Posiblemente toque ya analizar porque mucha juventud no se encuentra identificada con el mensaje de sus párrocos, los motivos de la falta de vocaciones, o la desafección de parte de la sociedad con una institución milenaria, la única que ha pervivido en los tiempos por su utilidad, que sobrevive en un mundo laico, precisando recuperar la empatía con la gente y mostrarse necesaria, porque lo es. 

   Las reflexiones, los temas a debatir, son muchos. La jerarquía, consciente de ello, pide esa implicación, quiere escuchar, recibir críticas, explorar nuevos caminos, diseñar la línea pastoral y evangelizadora conjuntamente, sacar del individualismo al creyente. Es un reto importante, una propuesta que debe entenderse como una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar.