El tijeretazo y los banqueros
¡Ya era hora! dije, para mis adentros, cuando leí la noticia de que el Gobierno quiere que las entidades financieras que hayan recibido ayuda del FROB tengan limitados los sueldos de sus directivos y consejeros. ¡Ya era hora! de que las cajas de ahorro que han tenido que ser nacionalizadas y cuyas cuentas dependen, por lo tanto, del presupuesto publico y las entidades que no han llegado a esos extremos, pero que han tenido que recibir préstamos y avales, también con el dinero de todos, pusieran un mínimo de contención en las nóminas de sus mandamases.
¡A bancos intervenidos, sueldos intervenidos! editorializaba un periódico y yo añadía... como debe ser, si señor. Sobre todo teniendo en cuenta que las cajas, fundamentalmente, han sido durante muchos años el retiro dorado de muchos políticos que eran compensados así por los servicios prestados. Las mayoría de los escándalos que hemos visto en las cajas de ahorro, convertidas en el botín de guerra del partido que ganaba las elecciones, se ha debido a que los partidos metían la cuchara en ellas, proporcionalmente al poder que tenían en cada momento y ¡claro! tanto fue el cántaro a la fuente que terminó rompiéndose en mil pedazos.
Solo hay que echarle un vistazo a los sueldazos que se han publicado -que oscilan entre 2,3 millones de euros anuales y 450.000, sin contabilizar dietas, bonus o planes de pensiones- para aplaudir a manos llenas que el Banco de España establezca una limitación de las retribuciones.
Al parecer, el límite salarial que estaría barajando el Gobierno puede quedar fijado en torno a medio millón de euros, lo cual para muchos de estos directivos supone un sustancioso recorte pero que, para el común de los mortales, es todavía una cantidad astronómica. Sea como fuere ¡ya era hora! porque aquí mucha promesa incumplida con la subida del IRPF, mucho desmadre del déficits, mucho asustar con esa cifra de 40.000 millones de euros que el Gobierno debe sacar de debajo de las piedras, pero da la sensación de que ¡al final! los paganos siempre somos los mismos y los ricos, ricos de verdad, siempre se van de rositas gobernando la izquierda o la derecha, da igual.
De la anterior etapa de gobierno se me quedó grabada una reflexión que Zapatero hizo en un encuentro privado con gente muy principal: "Las clases medias lo resisten todo", dijo para asombro de los presentes. Lo malo no es que lo dijera sino que se lo creía y ese pensamiento parece que está cada día más extendido entre los gobernantes, hasta que esas clases medias terminemos muriendo de extenuación.
Si es la hora de los sacrificios lo justo es que paguen más quienes más tienen o al menos que haya un reparto equitativo entre todos. Si es verdad, como es, que se acabó la fiesta lo inconcebible, por injusto, es que siempre las estrecheces caigan de un lado. ¡Ya era hora! de que empezáramos a ver algunos gestos, que son los primeros, pero no deben ser los únicos. La acción de los nuevos gobernantes ha de ser ejemplar, pero también debe ser ejemplarizante para que sea más leve esta sensación agobiante de inestabilidad y de miedos por todos lados.