El toro por los cuernos
El Gobierno de Rajoy ha tomado las primeras medidas. Un duro paquete de recortes y de subida de impuestos que obedece a una situación gravísima. Peor de lo que el Ejecutivo saliente había dicho en ese "transparente y ejemplar" traspaso de poderes. Y aún peor si como anuncia De Guindos el déficit público puede superar incluso el 8 por ciento del PIB que se dijo el viernes. Dejando a un lado que a ninguno nos gusta pagar más impuestos y que hubiéramos deseado un mayor recorte del gasto público y de las subvenciones, está claro que el nuevo gobierno ha cogido el toro por los cuernos y sin anestesia ha aprobado el ajuste para dar confianza y fortaleza a los mercados y a los ciudadanos. Se podría decir que a Rajoy no le ha temblado la mano. Estas cosas hay que hacerlas deprisa, no tenemos tiempo para otra cosa.
Ni siquiera para perder un minuto en los que ahora se hacen de nuevas y hablan de incumplimiento de contrato. El auténtico despropósito es que no te puedes, ni te debes, fiar de los socialistas. Al final, nos la han jugado y las cifras que han dejado no son las que decían. Hay que hablar y mucho de herencia, que no haya ninguna duda de que por urgencia había que tomar medidas. De momento, se ha ido a lo brutal y solo espero que en próximos Consejos de Ministros se aborden las reformas estructurales necesarias. Primero las dos vitales, las que se refieren al mercado laboral y al sector financiero.
Y, desde luego, otras que den más ejemplo de austeridad en el sector público. No en vano faltan más de 20.000 millones de euros si queremos cumplir con lo prometido para 2012. Creo que es lo que echan de menos muchos ciudadanos: menos empresas públicas, menos organismos, menos subvenciones, menos cargos, menos prebendas. Claro que a cualquier gobierno se le dan 100 días. Yo lo voy a hacer, pero tengo que decir que lo aprobado hasta ahora me parece duro, pero coherente y necesario con la verdadera situación encontrada. Queríamos la verdad y ahí la tenemos.