El verbo recortar
17/08/2011 - 18:34
Viene tiempos duros. El verbo recortar, junto con suprimir, cancelar, aplazar y todos los que supongan ahorro, van a ser los más utilizados en los próximos años. El debate se plantea en torno a las prioridades y las necesidades sociales.
No es lo mismo quitar la asistencia domiciliaria a los impedidos de Las Palmas que suprimir organismos públicos con escasa utilidad, los gobierne quien los gobierne.
Pero los dos grandes partidos, PP y PSOE, ya se han enfrascado en una nueva polémica en torno a las Diputaciones Provinciales, unos entes que sobrevivieron a la España autonómica y que duplican las funciones que deberían cumplir los ayuntamientos.
Salvo los alcaldes de pequeños municipios, que dependen del reparto de fondos que realiza la Diputación provincial, si a la inmensa mayoría de los ciudadanos se les preguntara para que sirve ese ente con nombre decimonónico no sabrían contestar.
Si además, por encima de esta administración ya existen los gobiernos autonómicos, con sus consejeros, sus parlamentos, sus cargos públicos, sus asesores etc. la duplicidad se hace evidente.
El problema que tiene los partidos es como recortar sin desalojar a los suyos de los despachos, que con la crisis y el paro se han vuelto tan cotizados. Su inmediata reacción es siempre la misma: cortar en Sanidad y Educación, pero a los míos ni tocarlos.
Porque no solo sobran las diputaciones, que deberían haber sido suprimidas hace mucho tiempo, sobran infinidad de ayuntamientos. Este país tiene una administración sobredimensionada, cara, que solapa sus competencias y que no sirve para solucionar los problemas de los ciudadanos. El desprestigio de los políticos tiene mucho que ver con esa sensación de que ocupan todos los espacios, se reproducen, se multiplican pero no resuelven los problemas. Más bien, en cuanto surge una complicación, se traspasan las competencias de una administración a otra hasta agotar la paciencia del contribuyente.
Somos los campeones en cuanto al número de municipios por habitante. Habría que fusionar varias localidades en un solo ayuntamiento con el ahorro de concejales correspondiente y de gastos innecesarios. Así los escasos recursos se destinarían a su fin real, dar servicio a los vecinos.
Pero cuando se habla de recortar ningún partido quiere perder poder y aunque no lo dicen todos están pensando en lo mismo, en meter la tijera en las prestaciones sociales. En pelar la sanidad pública, una de las instituciones más valoradas por los españoles, y que ha sido modelo para otros países. En dejar aún mas exigua la partida destinada a la educación pública, la apuesta de futuro más importantes de un estado.
Ya verán como las rebajas no se llevan por delante cargos públicos, con tantos como sobran.