Elecciones en mitad de julio
Visto el resultado salido de las urnas, el presidente del Gobierno ha dado la razón a quienes mantenían ese punto de vista y, siendo consecuente, en vez de esperar a terminar la legislatura, ha optado por adelantar las elecciones.
Apenas se han cerrado los colegios electorales y contado los votos y ya tenemos sobre la mesa la convocatoria de las próximas elecciones. La apuesta esta vez ha subido, es un órdago a la grande: sobre nuestros hombros recae la responsabilidad de elegir este 23 de julio de que color político será el próximo Gobierno de España; a quien le otorgaremos por tanto nuestra confianza en la creencia de que quien salga elegido hará lo mejor para nosotros y para el país.
Acabamos de salir de una campaña mediática masiva que ponía el foco en que las elecciones municipales había que afrontarlas en clave nacional. Así, lo que teníamos que votar el pasado domingo 28 de mayo no era el próximo alcalde de nuestro pueblo de diez, quince o dos mil habitantes o las políticas de ámbito autonómico más cercanas, sino las políticas del Gobierno central, sus leyes y sus alianzas de legislatura.
Visto el resultado salido de las urnas, el presidente del Gobierno ha dado la razón a quienes mantenían ese punto de vista y, siendo consecuente, en vez de esperar a terminar la legislatura, ha optado por adelantar las elecciones y que efectivamente confirmemos con nuestro voto que queremos ese cambio de rumbo tan radical.
Elecciones en pleno mes de julio a cambio de acabar con el ruido político en el que llevamos envueltos los últimos tres años y medio. Y también con la inestabilidad y la pelea bronca por arrancar al Congreso cada medida social, cada avance, cada logro aplaudido fuera de España pero que tanto desgaste conlleva dentro.
Según los analistas la convocatoria electoral es un paso estratégico de gran calado aunque de resultados inciertos. ¿Acabará así la pataleta pública de aquellos que llevan toda la legislatura hablando de ilegitimidad institucional, coaliciones engañosas o gobiernos Frankenstein? Teniendo en cuenta la alianza que se nos viene encima y no solo a nivel nacional, sino aquí mismo en Guadalajara, no es difícil de prever que será una legislatura que nos va a deparar muchos momentos para la posteridad.
De continuar la senda electoral que llevamos, será la primera vez que la ultraderecha entre en un gobierno democrático en España, y a nivel local en nuestro ayuntamiento. Y con una representación nada desdeñable al menos en Guadalajara: cuatro concejales y la llave del sillón municipal si así lo desean. Mientras en el resto de Europa los partidos conservadores establecen cordones sanitarios, aquí les abren las puertas de nuestras instituciones.
Dados los plazos electorales, los ciudadanos no vamos a tener tiempo de pensarlo mejor antes de volver a votar, de reconsiderarlo. Tal vez porque ese sea realmente el cambio radical que queremos. Desde luego que es el que vamos a tener y con todas las consecuencias y a todos los niveles.