En esta región no somos diferentes al resto de ciudadanos del país
01/10/2010 - 09:45
Cartas al director
JOSÉ LUIS GIL GONZÁLEZ Secretario general de CC OO de Castilla-La Mancha
A lo largo de una vida hay cumpleaños que no nos gusta celebrar. Nos sentimos tristes, o viejos, o cansados. También las sociedades, y las instituciones que construimos las personas, atraviesan en el transcurso de su historia trances difíciles que sumen en el dolor a mucha gente y que nos impregnan a todos de pesadumbre y angustia.
Castilla-La Mancha cumple años en 2010 cuando una gran parte de su ciudadanía sufre -con la inmensa mayoría de la humanidad- las terribles dentelladas de una gran crisis que sólo unos pocos han provocado.
En esta región estamos acostumbrados a sufrir reveses inicuos, olvidos sangrantes. Pero este último año ha sido especialmente duro. Los episodios dramáticos se han multiplicado al menos por 212.000, tanto más dolorosos e indignantes por su radical injusticia.
Las personas desempleadas, sus familias, no están pagando por sus propios errores. Sería muy amargo, pero quizá comprensible. La sociedad entera está penando por la voracidad, la inhumanidad de apenas unos cuantos.
Ahora, esos mismos cuya avaricia causó la crisis que ha hecho añicos la economía global, junto con los reguladores y organismos nacionales e internacionales que nada hicieron por impedirlo, dictan nuevas exigencias a los gobiernos. Pretenden imponer más penalidades a los trabajadores y trabajadoras. Además de salir de rositas del estropicio del que son responsables, pretenden sacar aún más tajada de las dificultades ajenas recortando salarios, suprimiendo derechos laborales, amputando derechos sociales.
No son tiempos amables; tampoco para quienes vivimos en Castilla-La Mancha. No somos distintos a los demás. Por eso, Comisiones Obreras no llama a la ciudadanía de esta región a celebrar nada hoy, 31 de mayo de 2010. Pero sí convoca aquí y en todo el país a todas las personas de buena voluntad a rebelarse a la vez contra el desánimo y contra la injusticia.
Castilla-La Mancha ha sufrido en el último año otro fracaso colectivo: la paralización y marcha atrás del proceso de reforma de nuestro Estatuto de Autonomía. Con todo lo que conlleva, en especial el freno al avance en los derechos de ciudadanía que incorporaba el nuevo texto; y la hipoteca al futuro de la región que implican las turbinas de Bolarque.
Hace tres años, el proyecto de reforma del Estatuto fue aprobado por unanimidad en las Cortes de Castilla-La Mancha. Es insólito que, tres años después, ese texto incluso moderado en sus aspiraciones hídricas- no haya merecido el mismo apoyo en las Cortes Generales.
Lo ocurrido de tres años para acá con un proyecto que gozó del máximo respaldo político y social de Castilla-La Mancha; y el inédito y penoso desenlace, sólo puede achacarse a la inoperancia de María Dolores de Cospedal como secretaria general del PP, cargo muy relevante que debiera haber jugado a favor de los intereses de la región que aspira a gobernar.
El proyecto de reforma no contenía nada, ni siquiera la reserva de agua, que no se haya aprobado, con el apoyo del PP, para otras comunidades autónomas.
Castilla-La Mancha no es diferente de las demás y no tiene por qué tener distinto trato. Pero lo ha tenido. Porque, llegado el momento, la secretaria general del PP ha traicionado a Castilla-La Mancha, al PP de Castilla-La Mancha y a su propia presidenta, ella misma.
Al mirarse hoy en los espejos de las estadísticas, de los indicadores socioeconómicos y de los últimos doce meses de las hemerotecas, Castilla-La Mancha no va a encontrar muchas razones para celebrar este cumpleaños.
Pero Castilla-La Mancha comienza hoy a vivir un nuevo año y eso sí que tenemos que aprovecharlo. Tenemos que salir de la crisis y tenemos que hacerlo con un nuevo modelo productivo más sólido y sostenible; y con un nuevo modelo social más equitativo. Fortaleciendo la democracia, el Estado Social y Democrático. Las personas tienen que anteponerse a los mercados, los derechos de las mayorías tienen que pesar más que los intereses egoístas de las minorías; la verdadera libertad tiene que triunfar sobre el perverso liberalismo, la equidad tiene que ganar terreno a la injusticia.