En recuerdo a una joven juez de Guadalajara

23/03/2014 - 23:00 Vicente Rouco

El 17 de marzo fue un día de luto para la familia judicial de Castilla-La Mancha y en particular para la de Guadalajara.
Tras una larga y penosa enfermedad ha fallecido nuestra querida compañera PALOMA MELGAR MORENO, Magistrada del Juzgado de lo Penal de Guadalajara. Esta tarde del día 24, apenas transcurrida una semana, nos reuniremos para arropar a sus familiares, compañeros y amigos en un funeral en la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Guadalajara. Ante todo, quiero mostrar el pesar que nos embarga al apagarse una vida joven y en plenitud, con apenas 50 años. La enfermedad no se detiene, no mira edades ni géneros, tampoco condiciones humanas ni profesionales, y cuando presenta las características de los procesos destructivos de la que es probablemente la peor enfermedad de nuestro tiempo, somete a sus víctimas a un proceso de larga lucha que a veces, demasiadas veces, termina por vencer a la ilusión y esperanza.
En este caso se ha llevado la vida de una mujer joven y fuerte, que amaba a su familia, a sus compañeros y amigos, y quería y servía – doy testimonio – la función judicial a la que venía consagrada de manera abnegada desde el año 1999 en diferentes destinos: Lebrija, Figueras, Logroño y finalmente en Guadalajara, donde llevaba destinada en el Juzgado de lo Penal de esta Provincia desde 2008.
En las instalaciones del tanatorio donde el día de su fallecimiento, su madre y hermanos recogían las manifestaciones de duelo de diferentes personas se acercaron numerosos compañeros de Paloma, no sólo de cuantos la trataron en los últimos años de su vida profesional, sino de promoción, su tutor en la fase de prácticas y se recogían los mensajes de pésame de compañeros de anteriores destinos. También acudió el Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial a expresar su pésame. Todas las referencias e impresiones aludían a su carácter afable y bondadoso, a su fina ironía y excelente e inteligente humor, a su infatigable e inquebrantable vocación y dedicación noble al quehacer judicial, a su enorme y leal compañerismo y gran humanidad.
También se contaba alguna anécdota que aludía a la mala suerte de Paloma. A su destino en un Juzgado cuyas instalaciones habían sufrido un incendio, debiendo afrontar una reconstrucción de muchos expedientes judiciales, o a los problemas y gran carga de trabajo en condiciones difíciles a los hubo de enfrentarse especialmente en ese último destino de Guadalajara, en un Juzgado de gran responsabilidad como es el Juzgado de lo Penal de la provincia que supuso un reto tremendo para ella, un reto que siempre asumió con gran entrega y dedicación. Un Juzgado al que me consta de ciencia propia debió dedicar un esfuerzo enorme durante varios años, y al que con las medidas de apoyo que empezaron aplicarse se veía orientado a una línea de recuperación, precisamente en el momento en que se le diagnostica la tremenda enfermedad que ha sufrido. Pues bien, precisamente hoy quiero dar testimonio de que esa enfermedad no logró vencer en ningún momento el valor y la dignidad de Paloma, sus ganas y fuerzas de lucha y vida, y su ilusión por la Justicia, como pueden corroborar cuantos compañeros de Guadalajara han estado visitándola y rodeándola de cariño y afecto en sus difíciles momentos durante estos meses.
Por todo ello es momento de hacer un sencillo pero justo homenaje de reconocimiento al trabajo callado, abnegado y vocacional de esta Juez que entregó su vida al servicio de los demás y que durante estos últimos años nos ha dejado un testimonio de dedicación a la Justicia en Guadalajara. En paz descanses Paloma con el cariño de todos los compañeros.