En vísperas de la reforma

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

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El comentario
Cayetano González / Periodista
El próximo miércoles -coincidiendo con el debut de España en el Mundial de Sudáfrica- el Gobierno aprobará en Consejo de Ministros la reforma laboral a través de un decreto ley que posteriormente, el día 22, tendrá que ser convalidado por el Congreso de los Diputados. Los sindicatos UGT y CC.OO. ya han anunciado que en caso de aprobarse la citada reforma laboral en los términos que está planteada convocaran en las próximas semanas una huelga general, algo que ya han hecho en el País Vasco para el próximo día 29, los sindicatos de corte abertzale y nacionalista, LAB y ELA.
El presidente del Gobierno y su ministro de Trabajo buscan estos días de forma desesperada el apoyo de las diferentes formaciones políticas a la reforma laboral. Zapatero es consciente que cuantos más apoyos consiga, más mitigará el desgaste político que una reforma de este tipo tiene en esa parte de su electorado escorado a la izquierda. Por el momento, ni el PP, ni CiU ni el PNV han querido adelantar cuál será el sentido de su voto en el Congreso el próximo día 22. Duran Lleida ha calificado de “churro” la propuesta del Gobierno y ha pedido una semana más para negociar, algo a lo que el Ejecutivo se niega porque este jueves Zapatero preside en Bruselas el último Consejo Europeo antes de que a finales de mes, España deje la presidencia semestral de la Unión Europea y quiere presentarse con la reforma laboral debajo del brazo. Por su parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha señalado que su partido no apoyará una reforma que no sea buena para los trabajadores, lo cual no deja de ser una boutade que no aclara cuál será la posición definitiva de su grupo. El PNV se mueve, como casi siempre, en la ambigüedad, muy condicionado además por la convocatoria de huelga general ya realizada en Euskadi.

Los grupos de izquierda -IU y ERC- ya han anunciado su oposición a la reforma y los sindicatos, después del estrepitoso fracaso de la huelga de funcionarios de la pasada semana, se ven en la obligación de palparse mucho la ropa antes de convocar una huelga general que puede ser para ellos su tumba definitiva. No quieren aceptar el enorme desprestigio que han ido acumulando en estos últimos años en los que más que defender los intereses de los trabajadores -que se supone que para eso están los sindicatos- se han convertido en “palmeros” del Gobierno. Eso sí, cada vez más subvencionados y con más liberados cobrando de las arcas públicas. Parece claro que la reforma laboral es absolutamente necesaria para afrontar la dificilísima situación económica. Zapatero se ha tenido que tragar sus reiteradas promesas en un pasado reciente de que no la llevaría a cabo. El PP tiene que pensarse mucho su posición, porque sería difícilmente entendible que si la ha estado exigiendo, ahora no la apoyase. Y lo mismo se puede decir de los partidos nacionalistas de corte conservador, como CiU y el PNV. Por eso, seguramente, Zapatero conseguirá sacar adelante esta reforma laboral, necesaria y urgente. El coste político, si lo tiene, ya lo pagará en las urnas. Cada cosa a su tiempo.