Enero chungo
Enero, con su famosa cuesta, tiene fama de chungo. Hay quien lo compara, tras un mes de festejos navideños o lo que sean, con los lunes. Al sol para los millones de parados, jóvenes sin vivienda y desolados abuelos a la espera de nietos
También pinta feo tras el balance navideño para los jugueteros. Están abocados a redirigir su mercado, como hicieron los fabricantes de biberones hacia los condones. Pueden centrar su producción en artilugios para mascotas, que ya duplican en población a las criaturas.
La gente del común, como se decía antes, anda perpleja ante la irritante “celebración/resurrección” sanchista del Año Franco. Cuesta entender la política de este “gobierno del pueblo” que ha subido los impuestos más de 80 veces y ha colocado a dedo con sueldazos a 11.000 amiguetes.
Tampoco comprende el personal, como diría Umbral, qué hace el gallego líder de la oposición, un tal Feijóo, tonteando con los rapiñas independentistas de fachada Junts y PNV, mientras estos se emplean a fondo en desmontar la estructura democrática y del Estado.
¿Qué decir de la zarrapastrosa gestión de Mazón? Su acompañante mientras la trágica dana nos debe una explicación. Podría demostrar su excelencia comunicadora explayándose en un mano a mano con Broncano, sempiterno interesado por la actividad íntima femenina y los saldos bancarios.
Sánchez no oculta entre sus propósitos la reconquista en 2027 con ministras más adictas en Valencia, Andalucía y Aragón, y atornillar Castilla-La Mancha. Por cierto, cansa que Page largue tanto y no se plantee botar de un partido llamado socialista a quienes votan amnistías para grandes delincuentes y financiaciones ‘singulares’ a autonomías opulentas separatistas. A algunos derrotistas les entran ganas de largarse al lugar habitado más remoto y tranquilo del planeta: la isla de Tristán de Acuña, a 8.665 kilómetros. Sólo se tarda un mes en llegar.