Entendido

22/02/2014 - 23:00 Javier del Castillo

El déficit de tarifa sube por una insuficiencia de los ingresos del sistema, respecto a lo que suponen los costes de lo que se llaman las actividades reguladas”. ¡Vale!. No se hable más. Si ya es difícil de entender un recibo de la luz, imagínense que se lo explica el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. Entonces, lo más recomendable es pagar y callar. El lenguaje de nuestros políticos, sobre todo cuando se enfrentan a una crisis, está sembrado de eufemismos y frases subordinadas. La “indemnización en diferido” de María Dolores de Cospedal es una aportación impagable a esa manera de hablar confusa y difusa de algunos de nuestros dirigentes. Para no tener que llamar a las cosas por su nombre, son capaces de inventardenominaciones que no aparecen en el diccionario o que, si aparecen, las emplean con un significado realmente novedoso. Al desahucio puro y duro se le llama “procedimiento de ejecución hipotecaria”, y punto. Cuando los investigadores españoles salen al extranjero porque aquí les cierran las puertas, son dignos representantes de la “movilidad exterior”. Si entra en vigor una nueva ley que abarata el despido, pues la denominamos “ley de flexibilidad del mercado laboral” y pasa más inadvertida.
Un referéndum para la independencia y la autodeterminación lo disfrazamos de “consulta soberanista” y “ejercicio del derecho a decidir” y parece que hasta suena mejor. Sin embargo, una intervención militar o un conflicto armado nunca dejarán de ser una guerra. Y el terrorismo, por mucho que se empeñen los dirigentes nacionalistas del País Vasco en promocionar la expresión “lucha armada”, siempre será terrorismo. Ahora bien, esos compañeros de viaje de Bildu jamás llaman “centros de readaptación social” a las cárceles en las que están los etarras. Las víctimas de una guerra, se pongan como se pongan, nunca serán “daños colaterales”. Y las expresiones “crecimiento negativo” o “desaceleración del crecimiento”, por mucho que se empeñara Zapatero, no eran más que una crisis económica de caballo. Sólo Zapatero podía inventarsela modalidad de crecimiento hacia abajo…. Podría llenar Nueva Alcarria de eufemismos que buscan quitarle hierro a los problemas, pero mejor lo dejamos, para no darles más ideas.