Escaño cero

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
EN PERSPECTIVA
JULIA NAVARRO, PERIODISTA
“Seguramente convencido por sus asesores Zapatero, decidió que no podía seguir escaqueándose.”
”.
Después de asistir en el Congreso a la sesión parlamentaria en que compareció el presidente Zapatero para tratar sobre la situación económica, la única conclusión a la que se puede llegar es que no hay novedad.

El presidente ha acudido al Congreso porque no ha tenido más remedio, habida cuenta de que se lo estaba exigiendo la oposición,que los medios periodísticos le estaban afeando que no lo hiciera, y sobre todo la creciente irritación de la sociedad porque el presidente vendiera optimismo en sus declaraciones periodísticas cuando la crisis estaba mordiendo las económias familiares. Asi que, seguramente convencido por sus asesores Zapatero, decidió que no podía seguir escaqueándose.

Pero a lo que vamos: ¿qué dijo el presidente? Pues nada nuevo, hizo un comedido diagnóstico de la situación, insistió en que España está mejor que otros países, que tiene fortaleza suficiente para aguantar el chaparrón de la crisis internacional, se comprometió a seguir adelante con la política social, y la virtudes del dialogo con sindicatos y empresarios, y enumeró los logros económicos de su gobierno, amén de otro sinfín de generalidades.

Si alguien esperaba que Zapatero se sacara de la manga algún “as”, se ha debido sentir defraudado, pero, ¿acaso podía? ¿es que hay medidas mágicas?
La crisis económica no es culpa del Gobierno. Es consecuencia de la crisis internacional. Pero dicho esto, sí es responsabilidad del Gobierno y específicamente del presidente Zapatero no haber explicado hace unos meses a los españoles la verdad del alcance de la crisis, simplemente por cálculo electoral. Y quienes defienden al Gobierno diciendo que hace unos meses no se sabía lo que iba a pasar, le hacen un flaco favor, porque todos los organismos internacionales, incluida la UE, estaban avisando de la que se venía encima.

También hay que reprochar al presidente su tozudez en negar que habia “crisis”, esquivando decir la palabra cada vez que hablaba de la situación o le preguntaban. Al final no ha tenido más remedio que admitir que las cosas van mal, pero se empeña en seguir mirando con optimismo a su alrededor convencido de que con pesimismo no se va a ninguna parte, y sin darse cuenta de que los ciudadanos lo único que quieren es que les digan la verdad y no les traten como a menores de edad.

Otro déficit del Gobierno es haber dado la impresión de, como no reconocía que había crisis, no estar haciendo nada para paliarla. De manera que en la sociedad ha cuajado que el Gobierno está actuando tarde y mal, que no está aplicando ninguna receta eficaz y que está desbordado. Es más, incluso la confianza en el vicepresidente Solbes hace aguas, en primer lugar porque en el famoso debate televisado con el “popular” Pizarro durante la campaña, negó la crisis que se venía encima, y en segundo lugar porque tampoco parece tener una receta eficaz.

Así que ahora mismo el presidente tiene un problema de confianza y solo cabe desear que pese a todo acierte, porque eso irá en beneficio de todos, pero me temo que es demasiado evidente cuál es su talón de Aquiles.