¿España como Alemania?

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

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El comentario
Andrés Aberasturi / Periodista
No sé si todas las comparaciones son odiosas, pero creo que no; solo la comparación nos puede servir como indicio sobre dónde nos situamos y cuál es nuestra posición. Lo que resulta odioso, cuando se hace de forma torticera, es la interpretación partidista e interesada de esas comparaciones. En estos tiempos de crisis para todos y con una Unión Europea tan numerosa y desigual, hay quien saca a Letonia para demostrar lo bien que estamos y hay quien pone el ejemplo de Alemania para ver que en todas partes cuecen habas, rebajan pensiones y suben -o al menos nos bajan- los impuestos.
Comparar es siempre necesario si se hace desde el rigor de las cifras, con la honestidad de contemplar todos los parámetros y, a ser posibles, entre iguales o parecidos. La medidas que la canciller alemana está tomando en su país, son duras, parecidas a la españolas y muy similares a las que pronto tomarán los ingleses y en la línea de las de Sarko. ¿Nos sirve esto como consuelo? No debería, pero inevitablemente nos las van a restregar dando cada uno su interpretación particular del tema.

Lo que no parece de recibo es comparar por separado; eso no resulta serio porque, sencillamente, no responde a la realidad. No vale decir que Merkel va a bajar también el sueldo a los funcionarios y a congelar las pensiones sin explicar inmediatamente el poder adquisitivo de unos y de otros y comparar, en todo caso, lo que supone para un funcionario alemán ese recorte del 2,5% frente a nuestra media del 5% anunciado o la congelación de una pensiones que, me temo, no son las mismas aquí que en Alemania.

Pero asistiremos al debate de esa medidas tomadas por Merkel como una demostración de que ZP está en el buen camino y que España no sólo no es Gracia (ni ahora Hungría) sino que poco menos que estamos a la par con, nada menos, que Alemania. Pero ya no cuela. Como no cuela cuando se nos acusa de ir contra Rodríguez Zapatero y hacerle responsable de la crisis económica, una estupidez que he tenido que oír varias veces y que, naturalmente insulta no sólo mi inteligencia sino la de una inmensa mayoría de españoles. De lo que acusamos al presidente es de derrochar y subsidiar sin medida cuando el lobo estaba asomando la pata por debajo de la puerta. Le acusamos de no haber sabido reaccionar y de haberse empecinado en anteponer una ideología que era imposible que cuadrara con la realidad terca de las cuentas.

Pero todos estos argumentos y explicaciones son inútiles para los devotos del buenísimo zapateril. Aquí no se trata de defender o atacar a nadie sino de contemplar la realidad, juzgarla y repartir las responsabilidades. Y cuando resulta que a España le cuesta el doble que a Alemania financiarse en los mercados, pues será por algo más que el capricho de los perversos especuladores.