España, nuestro equipo
01/10/2010 - 09:45
El comentario
Consuelo sánchez-vicente Periodista
No se ha jugado el partido cuando escribo, ya saben ustedes cual, pero me declaro encantadísima con el resultado; quedemos primeros o segundos en goles, los jóvenes del equipo de la selección son de primera. No es solo que nos han permitido soñar y disfrutar como cuando ni imaginábamos la que se nos venía encima con la crisis, no.
Poder reír con la inocencia de los bebés de guardería en medio de tanta pena, confiar así de incondicionalmente en alguien expande el corazón, ellos en sus padres, nosotros en La Roja de Del Bosque, es estupendo. Pero legítimo orgullo que nos ha producido sentirnos tan dignamente representados y -otra vez- admirados en el mundo por este equipo, no tiene precio.
Es fútbol... pero no solo fútbol; el fenómeno que estamos viviendo está muy lejos del fútbol y circo con que habitualmente se define la fascinación de la afición cuando juega su equipo. Nuestro equipo, en este caso. Ser parte del grupo, o apuntarse al ganador por si se nos pega algo, los motivos para explicar la pasión por la Roja son de lo más variado, incluida la necesidad de tener un líder al que seguir, que marque la meta. Una necesidad tan fuerte que, ante el vacío del escenario político, durante dos días hemos investido líder ¡al pulpo Paul!. Ver como estos chavales que el resto del año compiten entre sí por distintos colores y en distintos equipos, han sido capaces de sumar amistad y abdominales en pos de un objetivo como país con toda generosidad y humildad, es en mi opinión la lección a aprender, por todos en general ya que jugar en equipo es una excelente pedagogía democrática, pero sobre todo por los políticos
Mañana empieza en el Congreso, sede de la soberanía nacional, el Debate sobre el estado de la Nación. Los analistas coinciden en que, a) el intercambio de responsabilidades entre Zapatero y Rajoy sobre cual de los dos tiene la culpa del cansancio de España que ha destilado la enorme manifestación del sábado contra los recortes del Tribunal Constitucional al Estatuto catalán, competirá por los focos con, b) el todo bien del socialista frente al todo mal del popular. ¿Otra cantinela para convencidos, cuando a quien tienen que conquistar es a los indecisos y procurar decepcionarnos a todos lo menos posible*? Esta es la semana de soñar, así que, ojalá se contagien los dos de La Roja, nos ahorren la típica peli de buenos y malos, y nos sorprendan con su altura de miras.
Es fútbol... pero no solo fútbol; el fenómeno que estamos viviendo está muy lejos del fútbol y circo con que habitualmente se define la fascinación de la afición cuando juega su equipo. Nuestro equipo, en este caso. Ser parte del grupo, o apuntarse al ganador por si se nos pega algo, los motivos para explicar la pasión por la Roja son de lo más variado, incluida la necesidad de tener un líder al que seguir, que marque la meta. Una necesidad tan fuerte que, ante el vacío del escenario político, durante dos días hemos investido líder ¡al pulpo Paul!. Ver como estos chavales que el resto del año compiten entre sí por distintos colores y en distintos equipos, han sido capaces de sumar amistad y abdominales en pos de un objetivo como país con toda generosidad y humildad, es en mi opinión la lección a aprender, por todos en general ya que jugar en equipo es una excelente pedagogía democrática, pero sobre todo por los políticos
Mañana empieza en el Congreso, sede de la soberanía nacional, el Debate sobre el estado de la Nación. Los analistas coinciden en que, a) el intercambio de responsabilidades entre Zapatero y Rajoy sobre cual de los dos tiene la culpa del cansancio de España que ha destilado la enorme manifestación del sábado contra los recortes del Tribunal Constitucional al Estatuto catalán, competirá por los focos con, b) el todo bien del socialista frente al todo mal del popular. ¿Otra cantinela para convencidos, cuando a quien tienen que conquistar es a los indecisos y procurar decepcionarnos a todos lo menos posible*? Esta es la semana de soñar, así que, ojalá se contagien los dos de La Roja, nos ahorren la típica peli de buenos y malos, y nos sorprendan con su altura de miras.