Estereotipos navideños
La Navidad, pese a los anuncios de la tele desde octubre, empieza con la Inmaculada y finaliza con los Reyes y viene cargada de estereotipos que seguimos con obediencia y gusto.
Las calles lucen iluminadas; ocio y negocio se dan mano; la solidaridad, empatía o cercanía con quienes sufren alguna carencia se hace más palpable con diversas galas benéficas; bares y restaurantes se llenan de amigos, compañeros o familias cumpliendo el ritual del reencuentro; los supermercados venden como churros langostinos y percebes, botellas de cava y buen jamón para agasajo de cuñados que deben salir saciados y enterados de lo bien que nos va la vida; compartimos números de Lotería a tutiplén pese a que no llega al 0,1% la posibilidad de salir agraciados con el Gordo; no falta el turrón, el árbol o un Nacimiento en el hogar; recorremos grandes y pequeñas superficies comerciales en busca del juguete para nuestros niños, protagonistas de estas fechas, y del detalle para los demás e intentamos ser originales en las felicitaciones con videos, memes y ocurrencias de todo tipo.
Es la Navidad, con toda su simbología y hábitos que suele incluir asistencia al cine, a un musical, visita a belenes o dioramas, una pequeña escapada y planes para dar la bienvenida a otro año que da inicio con la magia e ilusión de los Reyes de Oriente. Son fechas de oferta frente a la oscuridad de los días y el mal tiempo que de buena gana nos dejaría acurrucados en el sofá viendo una de esas películas del momento o nuestras habituales series de turcos, venezolanos o españoles. La Navidad, pese a los anuncios de la tele desde octubre, empieza con la Inmaculada y finaliza con los Reyes y viene cargada de estereotipos que seguimos con obediencia y gusto. Disfrutemos de todo lo que conllevan unas fechas en la que lo humano y lo divino se funden, sin olvidar su origen y sentido, el Nacimiento del Niño Dios, un acontecimiento que cambió el mundo hasta el punto de poner el contador a cero y vamos ya por el 2024 después de Cristo. Feliz Navidad.