ETA contra la prensa

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Antonio Papell
ETA es rutinaria en sus métodos. Cuando atenta contra las fuerzas de seguridad del Estado y el objetivo es por lo tanto militar, no avisa previamente, se ensaña en la búsqueda de víctimas mortales.
En cambio, cuando sus bombas procuran la destrucción de instalaciones civiles, hay un preaviso, que no es un signo de piedad sino una estrategia encaminada a evitar que un exceso de sangre derramada eleve demasiado el tono de la condena y cause desazón incluso en sus partidarios, esos guardacapas que aplauden a rabiar los estragos y los asesinatos.
Pues bien: el atentado de anteanoche contra la rotativa de “El Correo” en sus instalaciones de Torrelarragoiti, en Zamudio, cuando estaba trabajando febrilmente una cincuenta de trabajadores, afanados en concluir la edición dominical del periódico, se produjo sin preaviso alguno. El destino, a veces amable y a veces riguroso, impidió la matanza, pero de no haber sonreído el azar, la brutalidad pudo haber desembocado en una colosal tragedia. En definitiva, y aunque los argumentos de los terroristas sean absolutamente irrelevantes para los demócratas, resulta elocuente y revelador el hecho que para estos alunados fanáticos la prensa, es decir, la información y la inteligencia, sea un objetivo militar.
Matar al adversario como hace ETA es dar rienda suelta al más primario y animal de los instintos. Los terroristas llevan más de cuarenta años en ello, y lejos de progresar en sus construcciones ideológicas, en su proyecto vital, en sus lucubraciones políticas, permanecen en ese estado germinal de la brutalidad inhumana, de la respuesta agresiva y zoológica de la fiera irritada. Pero en ocasiones llegan –parece- a una conclusión de cierta desesperanza: no basta con eliminar físicamente al enemigo, con someter al adversario a un régimen riguroso de extorsión y terror: hay que impedir que los ciudadanos piensen, que conozcan la realidad, que se informen, que engendren opinión pública. Sólo así, si prosperase realmente esta intención, su delirante causa, basada en la violencia y en lo más ruin que alienta la naturaleza humana, podría albergar alguna esperanza.
Quemar los libros, destruir los periódicos, cortar los canales de comunicación, desestructurar la sociedad, proscribir la memoria son los vectores que forman el proyecto autoritario de todos los déspotas. Borges, en el primer capítulo de sus “Nuevas Inquisiciones”, refiere que el emperador chino Shih Huang Ti, contemporáneo de Aníbal, construyó la gran muralla china y ordenó quemar todos los libros anteriores a él. “Quemar libros y erigir fortificaciones es tarea común de los príncipes”, concluía maliciosamente el autor de “El Aleph”, refiriéndose al común de los autócratas. Ésta es asimismo la doble misión de ETA, esclavizar a los ciudadanos en el interior de la fortaleza de la intransigencia y extirparles la capacidad de raciocinio, la facultad de leer y de argumentar. ETA no puede arraigar ni prosperar allá donde la información libre circula, donde los individuos son capaces de tejer redes solidarias, donde los predicadores de la mentira o la utopía pueden ser fácilmente desenmascarados.
Como es bien conocido, ETA se ha ensañado con la profesión periodística, que ha dejado muchas víctimas en el altar de la dignidad y de la verdad y que ha dado una permanente lección de profesionalidad y de valor frente al miedo inevitable y a las presiones inicuas de los amenazantes verdugos y sus correividiles. Y aunque no puede haber gradación alguna entre todos los crímenes –son igualmente odiosos, sin excepciones ni matices posibles-, esta fijación en acallar a los portavoces sociales, en exterminar a los depositarios de la libertad de expresión, en aterrorizar a quienes canalizan y estructuran la opinión pública de la sociedad civil resulta muy reveladora y sintomática: en ella se encierra el subconsciente ruin de los asesinos, que no sólo exterminan sino que tratan de impedir que su vileza se extienda acusadora por el aire y los señale eternamente como fanáticos irrecuperables.