Eufemismos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
Enrique G. Jordá - Periodista
El eufemismo lo define la Real Academia Española como: “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”.
Es decir, la substitución de un término convencionalmente considerado tabú, duro o malsonante, por otro más suave que, en la mayoría de los casos, resulta ser mucho más abstracto. Lo normal es que el eufemismo disfrace una realidad que no se quiere nombrar. El lenguaje político lo utiliza continuamente para camuflar, engañar y enmascarar la cruda realidad para que parezca algo completamente natural. No creo que haga falta poner ejemplos.

Ya el escritor y periodista británico George Orwell, advertía en 1946 en su ensayo La política y el lenguaje inglés, perfectamente trasladable a nuestra cotidiana actualidad que: “El gran enemigo del lenguaje claro es la falta de sinceridad. Cuando hay una brecha entre los objetivos reales y los declarados, se emplean casi instintivamente palabras largas y modismos desgastados, como un pulpo que expulsa tinta para ocultarse. Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento, por lo que se necesita, por encima de todo, dejar que el significado elija la palabra y no al revés”.

En referencia al tema de los eufemismos, existe uno en particular que se prodiga profusamente. Me refiero al eufemismo de la larga enfermedad. Son innumerables los medios de comunicación, fundamentalmente en la prensa escrita, que utilizan el ya considerado tópico del fallecimiento: “tras una larga enfermedad” cuando todos sabemos que se trata de un cáncer. También lo leemos en algunas esquelas y obituarios. Lo de la larga enfermedad no se utiliza, por ejemplo, para una diabetes, que generalmente suele ser mucho más larga.

Curiosamente cuando alguien nos comunica el fallecimiento de una persona, inmediatamente preguntamos el motivo. Precisamente porque es una información que nos interesa. También se utiliza en muchas ocasiones aquello de: “creo que tenía algo de pulmón”, cuando en realidad se encubre una vez más la palabra cáncer. Y es más, si añadimos que la persona era fumadora, además de informar, estamos previniendo sin darnos cuenta.

La sociedad ha evolucionado y las respectivas asociaciones contra el cáncer han madurado mucho en los últimos años. Ya no es un tema tabú el hablar sobre el cáncer, fundamentalmente porque los propios pacientes son los primeros que hablan de él, sin tapujos ni disimulos. Informemos, sepamos hacerlo, pero sin eufemismos ni banalidades. Seamos sinceros y claros. Nuestros lectores nos lo agradecerán.