Evocaciones de las preparaciones de los DED y la JMJ

05/08/2011 - 00:00 Javier Bravo

 
 Lejos queda ya el pasado mes de septiembre, cuando un grupo de voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, con este lema, nos pusimos en marcha para promocionarla. Comenzamos visitando las parroquias de la capital, algunas hasta en dos ocasiones. Esta primera etapa consistió, sobre todo, en animar a participar en los actos que, con motivo de la llegada de la Cruz Joven, había preparado la Delegación Diocesana de Juventud. Tras el parón navideño, retomamos nuestra condición de peregrinos y comenzaba nuestra andadura por distintos lugares; la residencia de los Olmos, en la propia capital, iba a ser un punto de inflexión en nuestras visitas a los pueblos de la provincia. Desde Yunquera hasta Sacedón, desde Cabanillas hasta Marchamalo, desde Azuqueca hasta el Casar con sus urbanizaciones, desde Mondejar hasta Checa, Orea y Peralejos, para terminar nuestro caminar el domingo 17 de julio en Alcoroches y Alustante. Si algo queda de todo este camino es la experiencia vivida, cada gesto, cada sonrisa, cada donativo… Hemos hecho grupo, hemos reído, también hemos madrugado y trasnochado…, pero ha merecido la pena. En lugar de gastar fuerzas como pudiéramos pensar, hemos cogido más fuerzas, aún y más ilusión para realizar el mucho trabajo que queda por hacer durante los DED. Sabemos que estos días no vamos a disfrutar nosotros, sino los 2000 peregrinos que nos visitarán, pero el trabajo bien hecho, será la recompensa, sin olvidar que todo lo hemos hecho por Él y para Él.