Ex-cuela hogar

19/08/2019 - 21:32 Antonio Yagüe

Este lunes, 19, centenar y medio de personas que compartieron infancia y adolescencia en la Escuela Hogar de Molina de Aragón en los 70 han confraternizado en una comida. 

Algunos han sido los últimos venidos al mundo en numerosos pueblos de la comarca. Unos pocos ejercen en ellos la agricultura, la ocupación más noble de todo hombre libre al decir de Cicerón. Luchan contra viento y marea en la tópica España vacía o vaciada. Los más emigraron a grandes ciudades en busca de otra vida, en principio mejor. 
Todos, hoy cincuentones, fueron los primeros inquilinos en los 70 de la Escuela Hogar de Molina de Aragón.  El próximo lunes 19 centenar y medio de aquellos chavales que compartieron allí infancia y adolescencia, mientras estrenaban la EGB, confraternizarán en una comida y lo que se tercie en el mismo escenario que les unió durante tantos días y frías noches invernales. Será el reencuentro en un viaje nostálgico a sus raíces pero vivo por el recuerdo y vieja amistad de la que nunca muere. Sobre todo cuando ha sido amasada con la vivencia de penurias, soledades, suspensos, sobresalientes, anhelos y sueños. La Cumbre EH, como podrían denominarla los expertos en marketing, ha contado con el tirón de Juanjo Urraca de Tartanedo y Alfonso Martínez de Pardos. Se lo han currado para reunir a tantos antiguos compañeros y compañeras de pupitre, estudio y mesa de estos y otros pueblos como, Anchuela, Tortuera, Peralejos,  Adobes, Embid, Milmsrcis, Fuenteldaz, Torrubia, Terzaga o Mochales. Fueron doblemente colegas, forzados a compartir espacios vitales tras el cierre de las escuelas rurales en 1973 y la ausencia de mínimo transporte escolar. Recuerdan nombre, apellidos, incluso mote y pueblo. En esta hoy “familia de extraños” costará ponerles cara y asociarlos a la persona actual. Pero pronto fluirán las anécdotas con compañeros , profesores y cocineros, buenos y mejores, los chascarrillos y el recuerdo de travesuras y amores primerizos en tiempos todavía con cierta separación de sexos. La cita marca un hito por su magnitud en las convocatorias de antiguos alumnos que vienen celebrándose en la capital del Señorío. Begoña Benito, originaria de Pardos, proporcionará el emotivo y poético toque verbal a este reencuentro festivo. No faltarán brindis, intercambios de direcciones, vivas y fotos de esas que paran el tiempo y al volver a verlas arañan el alma. Lo dejó escrito Rousseau hace tres siglos : “Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre”.