Fatiga vacacional

31/08/2019 - 12:29 Antonio Yagüe

Cuentan y no acaban algunos colegas de colas de horas y otras vicisitudes ante Machu Picchu, la catedral de Florencia o para lograr un selfi ante la Gioconda en el Louvre...

Nos flipa viajar o 'descubrir mundo”. Si en 1950 había 25 millones de turistas en todo el planeta según la Organización Mundial del Turismo, en 2019 sumaremos 1.450 millones. Los expertos destacan que, para bien o para mal, hemos convertido el turismo en una personalidad y viajar en un rasgo identitario. El hecho de que pillar un vuelo y un alojamiento sea cada vez más accesible para más gente ha llevado a que ya genera un 10% de la riqueza mundial y a que 1 de cada 11 personas curre en el sector. La turistificación, el sobreturismo o la huella ecológica son el problema más visible.

Cuentan y no acaban algunos colegas de colas de horas y otras vicisitudes ante Machu Picchu, la catedral de Florencia o para lograr un selfi ante la Gioconda en el Louvre. Por no hablar de las muchedumbres con moscas, mosquitos y moscones en Delhi, Bangkok o Marrakech que relatan unas amigas. Todo ello con largas escalas y estancias en los nuevos “pueblos de verano’ que son los aeropuertos, sin verbenas, con suerte una huelga, cola con maletas para rellenar una hoja de reclamaciones y otros disgustos de unas vacaciones que parecían idílicas.

Dicen algunos que ya no queda en el mundo un solo lugar decente que no haya sido arrasado por la bíblica plaga del turismo. En cualquier caso, nuestros veranos ya no son lo que eran. Empiezan meses antes cuando se programan los viajes, con la correspondiente discusión-debate familiar sobre si sol y playa, montaña, Levante, Norte o Sur. Acaban con un calor insoportable

garantizado y la masiva compañía de chinos, alemanes e ingleses que también juntaron decisiones para ‘desconectar’ en verano… junto a usted.

Las vacaciones de verano se inventaron para regresar relajado, recordar, tumbarse a la bartola… Pero no es raro volver de un viaje, tras la vorágine turística, más cansado que al partir. Paradójicamente, algunos se están tomando unos días para descansar… de las vacaciones. El turismo ha sustituido al descanso en lugar de acompañarle. Y si tienes pueblo, los interminables festejos y comilonas bien regadas. Lo advertía mi madre con cierta retranca: lo que más cansa son los viajes y la fiesta. Y agregaba: ¡Con lo bien que se está en casa de uno sin hacer nada!