¡Feliz Navidad!

Estamos en Adviento, tiempo de esperanza para el acontecimiento más grande de la historia, la venida al mundo del Hijo de Dios para salvarnos. Lo podría haber hecho de otro modo, pero quiso humillarse hasta hacerse hombre, en todo igual a nosotros, menos en el pecado, pasó hambre, frío, dolor, pobreza, hasta nacer en una cueva. El, el Creador del universo, el Principio y el Fín, quiso pasar como uno más; claro que quien se acercaba a El no podía quedar indiferente; cómo sería su mirada, su rostro cautivador, su delicadeza con los demás…. Dios hecho niño y todo por amor. Y es que cuando el amor es verdadero, no escatima esfuerzo, se dá a los demás por entero. Tiempo de esperanza porque el mundo estaba a oscuras y vino la Luz. La pobreza, para no inventarnos necesidades, la alegría para pasar por alto con buen humor, aquello que nos contraría, la sobriedad, para dejar de lado el consumismo, la solidaridad, para estar atentos a las necesidades de los demás, etc. etc. La Navidad, no puede ser una fiesta pagana, ha de estar impregnada de religiosidad, adorar al Niño, hablar con la Virgen. . . .