Fiestazas
Tampoco hay que pasarse de melancólico ni ser un aguafiestas mentando sequías y malas cosechas. Las celebraciones, los festejos y la juerga siempre vuelven.
Antaño era septiembre, pero también en nuestros pueblos agosto fue tomando el relevo como mes más fiestero. Son días de encuentros y abrazos, de vuelta al terruño, a zongas y comilonas opíparas, a bailes en la plaza, al botellín, al gin tonic o cubata y a la etnología de la nostalgia.
Sin querer te paras a pensar cómo pasa el tiempo y sientes la puñalada de la edad clavándose en el disco duro sin reformatear. Como dicen que ocurre cuando uno se despide de este mundo, pasan por la pantalla de tu cabeza los fotogramas de adolescente o mocete en un país de agostos perpetuos que se llama juventud.
Los periódicos han traído estos días la desaparición del icónico Ford Fiesta, tras 47 años y más de 22 millones fabricados en todo el mundo. “Se acabó la fiesta en el Fiesta”, ha titulado agudamente un colega, comparando el fin de este pequeño gran coche para todo, vehículo de familia, con el cierre de esa cafetería de toda la vida ante la llegada de una gran cadena que ofrece más servicios.
También hemos dicho adiós a Marie Claire, la sexi marca castellonense que revolucionó la publicidad y algo más en los 80 y 90, su época dorada, con eslóganes como “un panty para cada mujer” o “no son medias, son enteras”.
Tampoco hay que pasarse de melancólico ni ser un aguafiestas mentando sequías y malas cosechas. Las celebraciones, los festejos y la juerga siempre vuelven. Los pueblos de España están llenos de tantas fiestas, fiestazas y competiciones con impresionantes y divertidas tradiciones que muchas pasan desapercibidas.
El ‘influencer’ Pablo González ha mostrado “la fiesta más rara de España” en Alfafara (Alicante): ‘la cagá de la burra’ en valenciano. Los participantes deben adivinar el sitio exacto dónde el animal depositará sus excrementos. El ganador se lleva 600 euros ¡Tiempos!