Fin de la sequía con el problema sin resolver

13/04/2018 - 17:55 Redacción

 El Gobierno regional aporta tres soluciones que son un buen inicio para alcanzar ese consenso.

Tiempo atípico para la altura de la primavera en la que nos encontramos. Después de un mes de marzo que dejó un total de 18 días lluviosos y dos de nieve y un febrero también muy frío y con abundantes precipitaciones, abril se ha presentado con valores de crudo invierno. El agua ha puesto fin, según conclusión de la Confederación Hidrográfica del Tajo, a la situación de sequía al haberse normalizado la situación en todos los sistemas de la cuenca, aunque todavía se mantega la alerta en los sistemas del Tajuña y Cabecera. Pero en la región hay sensación agridulce porque en estos días comienza una nueva derivación del agua a Levante y prosigue la falta de unidad política para dar una respuesta conjunta a un problema que requiere acuerdos a nivel nacional imposibles de alcanzar si a nivel provincial cada partido sigue instalado en su discurso y peor aún, sino coincide en las distintas partes del país. El Gobierno regional aporta tres soluciones que son un buen inicio para alcanzar ese consenso, la primera subir la lamina estable a 510 hectómetros, que son 110 más de los 400 que marcan el límite ahora del trasvase, la segunda, sentarse en la mesa que decide estas derivaciones, de la que incompresiblemente la región está excluida y la tercera instar vía parlamentaria, en el Congreso de los Diputados, a que se pongan en marcha las desalinizadoras y en lo que éstas no resuelvan el déficit hídrico del Levante trasvasar desde el Tajo, pues no somos insolidarios, simplemente necesitamos el agua para nuestro desarrollo y no nos sobra, de hecho tenemos más del 80% del pantano vacío, perdemos población y los negocios en la zona se van cerrando . El mal tiempo, por otra parte,  aunque sobre él no podemos influir, está perjudicando a los agricultores que no pueden recoger muchos productos, por ejemplo el espárrago, con cosechas que podrían perderse. El comercio, la hostelería y el turismo están viendo perjudicadas sus necesidades y muchas personas están retrasando su estancia en el pueblo en una provincia en la que a partir de la Semana Santa vuelven a cobrar vida las pequeñas localidades.