Gallardón: Una proposición indecente

14/04/2011 - 00:00 Rosa Villacastín

 
    Ivan (nombre supuesto) tiene una edad indefinida (debe andar por los 50 años), una altura considerable, la barba tupida, los ojos negrísimos, la mirada fiera y una vida que le ha abocado a dormir en la calle, a sólo 100 metros de mi casa, en un hueco que hay entre la Iglesia y el kiosko de periódicos, que apenas le permite estirarse cuando el cuerpo se lo pide. Le conozco desde hace años. No habla pero mueve la cabeza cuando me cruzo con él. Como yo, otros vecinos le ayudan dejándole unas cuantas monedas para que desayune, aunque algunos van más allá y le dejan unos cartones de leche que se bebe en un santiamén, después de recoger, eso sí, su vieja colchoneta y asearse con el agua que lleva dentro de una mochila que parece no tener fondo. Por no se qué extraña razón Ivan levanta el campo antes de que los niños inunden la acera donde duerme y no vuelve a aparecer hasta entrada la noche.
   Es un hombre silencioso, tanto que he llegado a pensar si entenderá nuestro idioma, más desde que hace unos meses desapareció de la zona y no hemos vuelto a saber de él. He intentado buscarle, he preguntado por las tiendas del barrio, por los bares, nadie sabe donde ha ido, y eso me preocupa, nos preocupa a quienes nos cruzábamos con su gesto adusto cada mañana. Pocos días después de que desapareciera Ivan ha ocupado su lugar otro indigente, este es rubio, de ojos azules, hijo de unos vecinos que le echaron de casa por su adición a las drogas, donde no ha vuelto desde que murió su madre, la única que sufría sus ausencias y su situación actual.
   Les cuento todo esto porque acabo de leer que el alcalde de Madrid, el señor Ruiz Gallardón, pretende eliminar a estos indigentes de las calles de Madrid. Una medida que a mí, como a otros muchos ciudadanos, nos parece desmesurada, una propuesta indecente, sobre todo viniendo de un político que si por algo se ha caracterizado su política es por el endeudamiento millonario a que ha sometido a la ciudad de Madrid, por sus obras faraónicas, y el cierre de algunos servicios públicos que hacen más miserable la vida de los que menos tienen. No es la primera vez que Gallardón hace propuestas disparatadas, ya lo hizo con las prostitutas, con los hombres anuncios, y ahora con los sin techo. ¿Quiénes serán los próximos a los que pretende hacer invisibles? Una cosa sí sabemos, no castigará a los que más tienen, a los que como él no se han bajado del coche oficial desde que terminaron la universidad, de eso estoy segura.