
Garrapatas
La alarma saltó cuando falleció un hombre en Madrid tras picarle una de ellas en Ávila.
¡Cuidado con las garrapatas! El mensaje de las autoridades sanitarias no se refiere a las de dos patas, que abundan, según refieren ellos mismos con sus insultos, en las administraciones, partidos, tertulias y otros corrales televisivos. Nos avisa sobre otros chupópteros con ocho garras que están infectando animales silvestres con el peligrosísimo virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en cuatro comunidades. Una de ellas es la nuestra.
La alarma saltó el pasado octubre cuando falleció un hombre en Madrid tras picarle una de ellas en Ávila. Incluso la enfermera que le atendió tuvo que ser ingresada en la unidad de aislamiento. El Instituto de Salud Carlos III, con máxima competencia en la materia, le quita hierro y lo califica de “caso aislado” como suelen hacer los políticos cuando se les destapa un corrupto. Tras analizar nueve comarcas, ha encontrado en siete a estos parientes lejanos de las arañas.
No cita el organismo por su nombre a ninguna, seguramente para no causar alarma. Pero la nuestra cumple desde el primer requisito: muy poco habitadas y frecuentadas por la población. Y el segundo: los virus se han hallado en ciervos en el 90% de los casos. Los cérvidos ya son casi en una plaga en el Señorío. La APAG denuncia que el año pasado causaron daños de hasta un 50% en cultivos de 19 términos municipales y que se mantiene un exceso de población a pesar de que se abatieron 2.086 en monterías.
El tercer requisito, la ausencia de casos positivos en ganado doméstico, nos afecta menos. Hay pueblos en los que solo ha quedado solo un rebaño. O ninguno. “Si los transmisores fueran animales domésticos ya estarían obligándonos a sacrificarlos. Pero tratándose de los ciervos, solo nos dan recomendaciones. Ninguna alarma”, comenta Javier Gómez, de la junta rectora del Parque Natural del Alto Tajo.
Uno puede pasar toda su vida sin cruzarse con una garrapata silvestre, pero hacen bien en advertirnos y recomendarnos que tras una picadura o adherencia se acuda al centro médico más próximo para retirar con garantías al ácaro chupasangre. Y para evitarlo, hacer lo que hacían nuestros mayores al salir al campo: llevar pantalón largo, calcetines y calzado adecuados, y evitar rozarse con arbustos o animales infectados. De cajón y de lo que rima, como diría Cela.