Gente que corre
Quien ha corrido lo sabe: el mundo se divide entre los que corren por pasión y los que nunca lo han experimentado.
No sé si lo han notado pero desde hace unos años, cada vez más, las ciudades y pueblos se han llenado de gente que corre, de gente que se calza unas zapatillas, se pone ropa de deporte y se echa a la calle. Nadie les persigue, nadie les obliga, sencillamente corren. No importa la edad, poco importa si se está preparando una maratón o si tan sólo se pretende perder unos kilos. Corren solos, en pareja o en grupo, corren para sentirse bien, para liberar su mente, para modelar su cuerpo o huir de la vida sedentaria. Correr se ha convertido en la mejor terapia para el estrés, en el mejor calmante natural, en un adelgazante sin contraindicaciones, en el método más económico y rápido de ponerse en forma. Origina un conflicto interno entre el bienestar que genera y la dureza que supone. Hace sufrir pero engancha. Dice Murakami, el escritor japonés, que correr tiene un componente espiritual que permite un mejor conocimiento del cuerpo, que es una metáfora del vivir.
Quien ha corrido lo sabe: el mundo se divide entre los que corren por pasión y los que nunca lo han experimentado. Son un clan, se reconocen, pertenecen a la misma estirpe, aquella en la que no hay contrincantes ni rivales sino cómplices y amigos. Algunos son lobos solitarios, otros se inscriben en clubes: entre nosotros, Runners Cabanillas, Maratón Guadalajara, Velociraptor, los Clubes de Atletismo de Villanueva de la Torre, Brihuega, Alovera, Azuqueca, Marchamalo, la Esperanza o Unión Guadalajara… Y todos ellos, la tribu al completo, comparten la alegría de ver a Ana Lozano triunfar, todos han corrido con ella, empujando con fuerza y animando sin fin. Ana Lozano no ha corrido sola, ha llevado consigo la memoria de quienes corrieron antes que ella por las calles de Guadalajara, de quienes entrenaron en la Fuente de la Niña cuando las actuales pistas eran algo inimaginable, de quienes participaron en tantas carreras cuando no eran populares, cuando correr no estaba de moda.
En las piernas y el corazón de Ana está Francisco Aritmendi ganando el Cross de las Naciones, están los entrenadores de entonces y de ahora, los Bris, Peinado, Yuss, Cañadillas y demás, están todos los que ganaron y perdieron, los que nunca compitieron, los Rosado, Serrano, Teresí y tantos otros, están todas las personas que han madrugado para correr por caminos, calles y –cuando las hay- pistas de atletismo, los que han sentido alguna vez los nervios y la emoción de participar en una carrera popular un domingo por la mañana. Junto a Ana están todas las personas que corrieron y corren hoy, los que saldremos a animarla y nos felicitaremos tantas veces por los triunfos que están por llegar. En contra de lo que dicen, correr no es de cobardes; al contrario, sólo está al alcance de los más valientes.