Gesto de distensión
01/10/2010 - 09:45
APUNTES
La entrevista mantenida por José Luis Rodríguez Zapatero con el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, recientemente nombrado por el Papa Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el seno del Vaticano, constituye una expresión de normalidad y cortesía entre el poder político y la jerárquica eclesiástica, especialmente significativa tras la etapa de distanciamiento y tensiones entre ambas instituciones.
Con todo, el encuentro no debería restringirse en su contenido a un gesto de habilidad diplomática, subrayando deliberadamente la diferente relación entre el Vaticano y la Conferencia Episcopal Española. Aun cuando cada institución requiera de un determinado protocolo y tratamiento, el Gobierno no debería renunciar a mantener, dentro de la legítima discrepancia, una relación con la Iglesia católica y sus representantes ajustada a los parámetros de entendimiento que fija el marco constitucional. Unos parámetros que también conciernen a la Curia, al margen de sus desencuentros con las actuaciones gubernamentales.