Ghosting

30/04/2023 - 14:06 Marta Velasco

Resulta más elegante decir que te han hecho un ghosting que llorar a gritos por la escalera porque tu pareja no ha vuelto del estanco. Todo esto viene a cuento porque yo misma me propongo hacer un ghosting. Gracias Nueva Alcarria.

Mi hija, que navega por radios y periódicos digitales, me habla del Ghosting, que consiste en desaparecer sin explicaciones de la red social de alguien próximo; una fuga fantasmal después de haber sido íntimos durante largo tiempo, llegando incluso a ser novios, hasta que un día, sin drama ni explicaciones, el ghostiano se esfuma, se desvanece en la niebla ante la sorpresa de la pareja, a la que no vuelve a contestar… En la vida real antigua esto era ir a comprar tabaco y no volver, en el ghosting es sólo silencio y ausencia. El fantasma, en esa evanescencia virtual y misteriosa, borrará su rastro, bloqueará teléfono, redes y contactos. Si alguna vez se cruzan por la red los novios o amigos, aquí no ha pasado nada, no hay dolor y, si lo hubo, el tiempo ya lo ha curado. La verdad es que tiene sus ventajas sobre ir a comprar tabaco, un dramático abandono de la convivencia.

Resulta más elegante decir que te han hecho un ghosting que llorar a gritos por la escalera porque tu pareja no ha vuelto del estanco. Me gusta esta manera de desaparición más que el abandono de Rajoy para irse a un bar. Un ghosting honroso, una desaparición de los medios y la política, es lo que muchos españoles pediríamos hoy a Montero y Belarra, confiteras y mantenedoras de una ley que ha beneficiado a cientos de violadores. Es mi zasca de hoy. Que se diluyan y se evaporen, por favor.

  Todo esto viene a cuento porque yo misma me propongo hacer una especie de ghosting. Mi educación no me permite despedirme a la francesa ni a la inglesa, huyendo sin más, no voy a borrar mi rastro, sigo en mi teléfono y en mi Facebook,  mi amistad virtual es real, pero con este último artículo comunico que voy a tomarme unas vacaciones largas porque las necesito,   y voy a declarar mi gratitud a Nueva Alcarria que me dio un espacio en sus páginas hace ya casi siete años, a Pedro Villaverde que con paciencia y humor remedió mis novatadas y errores, a los lectores que me leyeron y a los amigos que me animaron, que han sido muchos y fieles.

No es un adiós definitivo, es un au revoir, hasta después del verano o hasta después de navidad. O hasta que escriba algo que merezca ser leído por vosotros.