Gloria Fuertes

25/03/2017 - 12:50 Jesús de Andrés

La celebración del Día Mundial de la Poesía el pasado 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera, ha tenido especial fuerza en Guadalajara gracias al proyecto europeo La poesía anda por las calles.

Gloria Fuertes se hizo popular en los años setenta gracias a su participación en algunos programas infantiles como Un globo, dos globos, tres globos o La mansión de los Plaff. A quienes entonces éramos niños, su voz áspera y amable a la vez, sus corbatas y chalecos coloridos, su peculiar corte de pelo y su jovial desaliño hicieron de ella un personaje llamativo y cautivador, como si de una pintoresca tía-abuela se tratara. Pocos sabían que tras aquella mujer latía una larga trayectoria poética y una vida azarosa y compleja. “A los nueve años me pilló un carro / y a los catorce me pilló la guerra”, decía en unos versos autobiográficos aquella mujer que quiso ser poeta en la postguerra, que fue profesora en Bucknell (Estados Unidos), que amaba la vida a pesar de que ésta pocas veces le devolvió la sonrisa.
La celebración del Día Mundial de la Poesía el pasado 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera, ha tenido especial fuerza en Guadalajara gracias al proyecto europeo La poesía anda por las calles. Decenas de instituciones, asociaciones y centros educativos se han encargado de hacer de nuestra ciudad, de nuevo, una ciudad de palabras. En una de las actividades desarrolladas, organizada por la UNED, tres poetas de Guadalajara –Gracia Iglesias, Amparo López Pascual y Mamen Solanas-, con trayectorias vitales y profesionales distintas, además de mostrar su alma en sus versos celebraron la poesía escrita por mujeres, la larga tradición que va desde Santa Teresa a Wislawa Szymborska, desde Gabriela Mistral a Sylvia Plath, desde sor Juana Inés de la Cruz a Emily Dickinson, desde Anna Ajmátova a Alfonsina Storni, o desde Elizabeth Bishop a Rosalía de Castro, por poner algunos ejemplos. Reivindicaron, en algún caso explícitamente, pero todas ellas a través de su poesía, el magisterio casi nunca reconocido de aquellas mujeres pioneras y también el de aquellas otras siempre a la sombra de varones mucho más ilustres y galardonados. Ensalzaron la palabra dicha desde su propia experiencia: la poesía enlutada y esplendorosa de Gracia Iglesias; la voz íntima y poderosa de Amparo López Pascual; las palabras cotidianas cargadas de sentir y de futuro de Mamen Solanas.
Por encima de ellas sobrevoló el espíritu de Gloria Fuertes, mujer de personalidad propia, mujer que quiso ser poeta en un tiempo en que las mujeres se dedicaban a sus labores. Gloria Fuertes ha conseguido ahora lo que no siempre consiguió en vida: el reconocimiento que en ocasiones le fue negado, el aplauso unánime a una voz literaria personal y a una obra que envejece de maravilla, e incluso trascender a su imagen de poetisa para niños. En Guadalajara, a quien dedicó un bello poema (“estás allí plantada en medio de Castilla”), estos días se ha hecho viva su propuesta: no hacer poesía para niños, sino niños para la poesía.