Grecia hoy, un ejemplo a no seguir
13/02/2012 - 00:00
En un ataque de coherente romanticismo, quien esto escribe en nombre de la edad de oro que propició Pericles, en nombre de Plantón y de Aristóteles, de Homero y de mi admirado Anaxágoras, clamaba hace unos meses a los poderes fácticos: salvad a Grecia pese a que nunca llegó a ser una realidad, pese a que nunca debió entrar en el Euro, pese a todos los pesares, es nuestro deber salvar de la quema la cuna del origen de tantas cosas.
Pero la quema, ay, se ha hecho realidad, ya no es metáfora y la otra noche ardían las ciudades y el pueblo -no todo claro, seguramente los más radicales- incendiaba casas y edificios históricos mientras sus representantes aprobaban las condiciones impuestas por el llamado tripartito. Al tripartito le da igual que Aquiles, el de los pies ligeros, fuera decisivo en todas las batallas porque el tripartito sólo tiene ojos para ese talón del héroe, el único lugar vulnerable del guerrero.
El problema es que Gracia toda era el talón de Aquiles, era el país alegre y confiado en el que nadie te presentaba la factura con el IVA (como en Alemania, por ejemplo) ni te preguntaba si la querías con o sin IVA (como aquí) porque se daba por hecho que el IVA no era cosa que funcionara en Grecia; el país en el que cuando quisieron imponer un impuesto para los que tenían piscinas, resultó que, en toda Grecia, solo había cinco piscinas y el país, en fin, donde un abuelo cobraba una pensión por abuelo, otra por huérfano y una tercera vaya usted a saber por qué.
Pero entró en el Euro, ese Club al que se podía entrar cumpliendo algunas condiciones o con algún enchufe; pero ese no era sólo el problema. El problema del restringido Club del Euro es lo que luego cuesta tomarte un café o alquilar una sombrilla.
Y llegó la crisis y la armonía del aquel Club en el que se guardaban más o menos las apariencias, empezó a resquebrajarse y el que cubría las deudas decidió que ya ni una café si no se pagaba al contado. Y pasó lo que pasó.
Ahora media Grecia arde entre las llamas de la indignación por los brutales ajustes que se exigen pero nadie, ni los gobierno griegos ni los ciudadano, hicieron nada para evitar el desastre. Lo malo de la Historia es que no tiene marcha atrás y demasiadas veces, para quedar bien ante los de hoy, condenamos a los de mañana. ¿Ante quien protestan los griegos que protestan? No puede ser ante eso que hemos dado en llamar "mercados" porque ellos han vivido al margen de sus reglas y fue bonito mientras duró, pero fue injusto para otras sociedades que sí pagaban todos los IVAS y tenían que elegir una sola pensión.
¿Cómo compartir el mismo Club? ¿Hasta cuando seguir pagando entre todos el café de unos pocos?
Lo terrible de la situación griega es que no se arregla ni con huelgas generales ni incendiando edificios; eso no hace sino encarecer más el futuro. La revolución tiene sentido cuando alguien decide engañar a todos o dictar, por la fuerza, sus normas. Pero cuando todos hemos jugado al mismo juego, lo mejor es asumir la realidad de las cosas y ponerse a trabajar de la mejor forma posible. Grecia, como digo en el titular, habiendo sido la cuna de tantas cosas -por ejemplo de la democracia misma- no es hoy el mejor ejemplo a seguir.