Guadalajara arde

05/08/2013 - 17:45 Redacción

Día complicado para Guadalajara. En toda España los termómetros subían ayer y con ellos el miedo a los temibles incendios. En nuestra provincia ya arrastrábamos el temor desde la noche antes. Para entonces, los vecinos de Tortuero y Valdesotos ya habían tenido que ser desalojados y trasladados a Tamajón ante las dimensiones del fuego. Las hectáreas quemadas iban en aumento y, al cierre de esta edición cuando ya estaba prácticamente controlado el incendio, se contabilizaban más de 1.300 hectáreas. De nuevo trágicos recuerdos sobrevolaban la memoria colectiva, aunque en esta ocasión la rapidez de actuación y el despliegue de medios aéreos y terrestres hicieron que la historia tuviera un final diferente. Sin embargo, aunque no hubo pérdidas humanas, nuestro Medio Ambiente fue el principal perjudicado. Guadalajara ardía por los cuatro costados. Al incendio de Valdepeñas de la Sierra se sumaba otro en Almoguera, uno más en Tórtola y otro en Fontanar. Los servicios de extinción no daban abasto pues a los sucesos forestales se sumaba el incendio en una nave industrial de la capital, en el Polígono de El Henares. Ante esta sucesión de incidentes uno se preguntaba si después de lo ocurrido en los Pinares del Ducado, habíamos aprendido algo. Lo cierto es que, aunque por el momento se barajaban todas las hipótesis sobre el origen de las llamas, lo que es casi seguro es que las imprudencias estaban presentes en la mayoría de ellos. Esa lección no la hemos aprendido, aunque lo que sí parece haberse puesto de relieve es la eficacia de un buen dispositivo, que a pesar de contar con numerosos recortes, funcionaba de forma ágil contando con la colaboración de distintas administraciones e incluso de distintas comunidades. Eso, y la implicación de los efectivos humanos que trabajaron, a destajo, para sofocar el fuego en el día más caluroso del verano. Poco más se puede sacar de positivo en incidentes de estas características. Por mucho que se intente.