Guadalajara, segundo plato
El candidato del PP a la Alcaldía de Guadalajara ya nunca podrá decir con honestidad que esta ciudad y sus gentes son lo primero para él. Con su decisión de presentarse también a las elecciones regionales, Antonio Román muestra su desinterés hacia la ciudad y hacia la gente que le eligió como alcalde hace ahora cuatro años. Ni esta ciudad ni su gente se merecen ser el segundo plato de nadie. Tampoco de Antonio Román. Durante estos cuatro años, Román ha compatibilizado su condición de alcalde con una dedicación profesional particular que le reportaba un sueldo extra, pero a la vez le restaba un tiempo precioso para dedicarlo a su ciudad y a la gente que había depositado en él su confianza para que se ocupara de sus problemas y de sus necesidades. Ya fue, en su momento, un gesto de poco respeto hacia una ciudad de 90.000 habitantes, que es la tercera en población de toda la región.
Pero ahora no sólo estamos hablando de una cuestión de tiempo, sino de la decisión de supeditar los intereses de la gente de Guadalajara a los intereses de su partido, el PP. Porque Román está dispuesto a serle infiel a Guadalajara para irse con Cospedal. Se presenta a las elecciones autonómicas a costa del menosprecio a una ciudad que pretende gobernar a tiempo parcial.
Si los ciudadanos podemos elegir entre dos candidatos a la alcaldía, ¿le vamos a dar el empleo a quien pretende cobrarnos el sueldo entero, pero solo quiere trabajar para nosotros media jornada? No parece que sea digno de confianza alguien que se presenta con esas credenciales. Guadalajara merece todo el tiempo y la dedicación de su alcalde o alcaldesa. No se merece la prepotencia de quien cree que esta ciudad se puede gobernar con una mano atada a la espalda.