Guantánamo: un reto para Obama en el aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

PUNTO DE VISTA
Jesús Alique, DIPUTADO NACIONAL
“La Declaración nació con una finalidad de corto alcance, evitar en lo sucesivo un nuevo enfrentamiento bélico a escala mundial”.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948. Desde ese momento, se conmemora en esta fecha el Día Internacional de los Derechos Humanos, que este año cumplirá su 60 aniversario. A partir de su entrada en vigor, cuando los Derechos Humanos están en juego no vale ya recurrir a la fórmula de no injerencia en asuntos internos, o a la supremacía del principio de soberanía de las naciones. La Declaración se convierte en un instrumento de protección de las personas también frente a su propio Estado, si bien es el Estado el máximo responsable de garantizar la protección de los Derechos Humanos.
Aunque la Declaración no tiene un carácter vinculante, goza de una aceptación generalizada, tanto que se convirtió desde su alumbramiento en una referencia obligada en declaraciones posteriores, en tratados internacionales e incluso en textos constitucionales.
En el momento en que los Estados se comprometen en su legislación a acatar la Declaración, la dotan de pleno significado. Por ejemplo, nuestra Constitución, cuyo 30 aniversario celebraremos el próximo día 6 de diciembre, la menciona en el artículo 10.2, que abre el Título de derechos y deberes fundamentales.
La Declaración nació con una finalidad de corto alcance, evitar en lo sucesivo un nuevo enfrentamiento bélico a escala mundial, pero con una vocación superior: extender a todo el orbe el reconocimiento de la libertad y dignidad de las personas. Sin embargo, todavía cientos, miles de hombres y mujeres de todas las edades y en todo el mundo sufren las consecuencias de la tiranía y la barbarie. Las violaciones de los Derechos Humanos sufridas por las personas en países regidos por dictadores o con rasgos típicamente autocráticos que se presentan ante el mundo como democracias son masivas.
Afortunadamente en el mundo desarrollado la situación es bien distinta, pero a veces también sentimos vergüenza por ciertas violaciones de derechos humanos que se producen de forma aislada en países con gran tradición democrática. Ha sido el Sr. Obama, Presidente electo de Estados Unidos, quien en plena campaña electoral ha calificado el caso de Guantánamo como un “triste capítulo” de la historia estadounidense, después de que el Tribunal Supremo de ese país falló en junio contra la Administración Bush y reconoció el derecho del hábeas corpus a los detenidos y la ilegalidad de su situación actual.
Esta es una buena noticia, precisamente cuando celebramos el próximo día 10 de diciembre el 60 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos: Obama se ha comprometido a cerrar Guantánamo, pero también una magnifica oportunidad para dar un nuevo impulso en la lucha justa, que nos corresponde a todos y a todas, que no es otra que conseguir que todas las personas de nuestro planeta, y especialmente los más desfavorecidos (niños, mujeres, inmigrantes, refugiados,…) cuenten con las condiciones más elementales para desarrollar una vida digna.