Guerras y polarización
Nuestra provincia no escapa tampoco de enconamientos difíciles de entender.
Topamos el martes en la plaza de Santo Domingo con una multitud concentrada. Era el alumnado y profesorado del colegio Santa Ana, poniendo colofón a una semana de actividades centrada en reclamar la paz en el mundo en el momento en que más conflictos armados hay desde la II Guerra Mundial. La palabra ‘polarización’, por otra parte, fue la elegida del año 2023.
Nuestra provincia no escapa tampoco de enconamientos difíciles de entender que empezaron con una polémica por asomarse a un balcón para ver un pregón de ferias y alcanzó un elevado grado de crispación, por decirlo así, en la feria internacional de Fitur donde el Ayuntamiento de la capital no tuvo hueco en la programación oficial, en el escenario principal, para desplegar su propuesta. No entramos en el fondo de las culpas en estos conflictos pero todos responden a la polarización generalizada, el sectarismo, el desmedido partidismo que lleva a no mirar el interés general.
Estamos, además, con la amnistía encima, aberración que supone legislar para los intereses de una persona, de un grupo reducido, en un sistema político pensado para el gobierno de las mayorías, que denota la falta de madurez democrática de nuestro país, donde los dos partidos que representan las opciones que abraza la ciudadanía apenas se hablan y no pactan ni siquiera aquello que la Constitución les encomienda como la renovación de un órgano de gobierno de la Justicia. Unos han preferido gobernar al precio que sea, aunque desgasten el sistema, y otros han perdido la oportunidad de abstenerse en una perdida investidura a cambio de no estar en manos de las minorías radicales que en nada colaborarán por el bien de una España a la que no quieren ni pertenecer. ¿Qué están aprendiendo los jóvenes de todos estos ejemplos en un mundo en guerra y un país polarizado, que por supuesto no romperá nadie? ¿Cuál es la herencia que queda a las futuras generaciones cuando las anteriores nos dejaron un texto constitucional y una democracia? No perdamos la esperanza aunque el mundo actual nos lo está poniendo muy difícil.