Habló Rajoy
Fue casi al final de su discurso, cuando Rajoy dijo algo que piensan muchos pero que era necesario que el propio interesado lo explicitase: "soy muy consciente de que no me enfrento a un escenario de halagos y lisonjas" para añadir a continuación que "no he llegado a este momento para cosechar aplausos, sino para intentar resolver problemas". Es verdad: la tarea que tiene el nuevo Presidente por delante es hercúlea. Hereda un País con cinco millones de parados lo que supone el 23% de tasa de desempleo, que en el sector de los jóvenes que buscan el primer empleo sube hasta el 46%. Sólo con hacer frente a esa situación, sería suficiente para sentir una cierta compasión por el nuevo inquilino de la Moncloa.
Quizás consciente de ello, el próximo Presidente del Gobierno -ya lo hizo en su discurso mas institucional que pronunció en la noche electoral en la sede del PP de la calle Génova- quiso convocar a todos los españoles a la tarea de salir de esta gravísima crisis económica: "abordamos una tarea nacional, un empeño que sobrepasa las posibilidades de cualquier gobierno" señaló con realismo un Rajoy que protagonizó un discurso serio, realista, muy pegado al terreno, al escenario de crisis en el que vivimos.
Los españoles dieron el pasado 20-N a Rajoy y al PP una mayoría absoluta en las urnas que el nuevo Presidente del Gobierno tendrá que utilizar para adoptar en el terreno económico todas las medidas que sean necesarias para salir de la crisis. Si consigue el apoyo de otros grupos políticos y de los agentes sociales, mejor, y sino, lo que la situación exige es que se gobierne. Y gobernar exige en primer lugar tomar decisiones. Parece que Rajoy es muy consciente de ello y que está muy mentalizado para asumir el reto. No cabe mas que desearle mucha suerte y acierto al nuevo Presidente, porque su suerte y su acierto el la de todos los españoles, muy especialmente los que lo están pasando francamente mal por no llegar a final de mes, por no tener un empleo ni expectativas a corto plazo de conseguirlo.