Hasta siempre Luis
El hombre es finito, aunque después de ochenta años y una pequeña propina pensábamos que te ibas a quedar para siempre como maestro y referente de periodistas.
Recuerdo hoy Luis tu preocupación porque llegado este momento nadie escribiera sobre ti al haber hecho la necrológica de todos los que habían sido contigo la primera generación de esta cabecera. Me dijiste que escribiera yo algo, aunque tu dejarías tu propia despedida, por cierto profunda, emotiva, llena de sabiduría, humanidad, fe en una vida eterna que seguro disfrutas hoy con todas esas personas que has ido perdiendo, de manera particular con tu gran amor, y también extraordinario personaje de la vida de Guadalajara, la añorada Petri Arenas. Demuestras con ella cariño hacia tus lectores que sin duda extrañarán como la propia cabecera no ver tu foto cada semana en estas páginas de Pueblo a Pueblo, tu pluma, y tu nombre encabezando el staff de colaboradores.
El hombre es finito, aunque después de ochenta años y una pequeña propina pensábamos que te ibas a quedar para siempre como maestro y referente de periodistas. Te encantaba escribir, resaltar la belleza de la provincia con precisas descripciones, tus artículos estaban llenos de contenido, nada de relleno, reflexiones, ironía, humor ácido, inteligencia y literatura por su bella construcción, por el manejo de las palabras que dominabas como hombre culto, con varias carreras universitarias, experto en el arte de escribir. Ya mayor, por tu gran imaginación, cogiste el gusto también de publicar libros dejando más de una docena y hasta dos- si no recuerdo mal- inéditos, uno de ellos bajo el título El Sheriff del Alto Rey que espero que alguna institución se anime a publicar porque sin duda sería el mejor homenaje que se te podría hacer y el mejor regalo para la provincia. Tu archivo de textos y fotografías, extenso y de indudable interés, igualmente debería ser catalogado para quedar como manual de consulta y aprendizaje en algún lugar al alcance del público. Ganaste el Premio Provincia de Guadalajara en muchas ocasiones y otros varios, tienes un parque a tu nombre en la calle Salvador Embid, el que fuera uno de tus grandes amigos, pero merecías haber visto algún reconocimiento más en vida como la Medalla al Mérito en el Trabajo que solicitamos al Gobierno nacional con apoyo de administraciones locales, instituciones y personalidades, que estará en algún cajón del ministerio y que te habías ganado por ocho décadas trabajando en Nueva Alcarria y en medios nacionales y agencias de prensa, con sobrados méritos.
Pero hoy no es día de lamentar sino de festejar una vida casi centenaria, una producción prolífica, unos hijos, nietos y lectores que te adoran y admiran. Te hubiese gustado mucho ver todo lo que se ha dicho de ti por autoridades y guadalajareños. Para mí se va un amigo, con el que disfruté muchos momentos que agradezco, del que me consta su amor a Nueva Alcarria y a mi familia, y que siempre tendré vivo en el recuerdo. Dale un beso a Petri de mi parte. Hasta siempre.