Hipócritas
La revuelta árabe que va camino de desterrar hacia las páginas de los libros de Historia a algunos de los dictadores que llevaban decenios sojuzgando a sus compatriotas, entre otras cosas, nos ha permitido constatar el elevado grado de hipocresía que se despacha en las cancillerías de los países democráticos de lo que llamamos Occidente. Hasta la huída de Ben Alí en Túnez y la caída de Hosni Mubarak, en Egipto, ambos sátrapas gozaban de notable predicamento entre muchos de nuestros gobernantes. Tanto como para ser agasajados y, en algún caso, presentados como "estadistas" en cada uno de sus viajes oficiales por Europa o Norteamérica. Al sanguinario Mohamar el Gaddafi (en lista, ya, de espera para desaparecer del escenario), incluso le fueron perdonadas sus actividades terroristas.
Recordemos, en los ochenta financió al grupo palestino de Abu Nidad, apoyó al IRA, patrocinó sendos atentados en los aeropuertos de Roma y Viena y un tercero en una discoteca de Berlín; y en 1988 fue señalado como el instigador de la colocación de la bomba que en pleno vuelo cizalló al pasaje (270 personas) de un avión de la Panam Am que estalló sobre Lockerbie, una localidad escocesa cuyo nombre, desde entonces, va unido al recuerdo de aquella tragedia. Otros dos aviones de la compañía francesa UTA sufrieron parecido destino por obra de terroristas manejados por este personaje, Gaddafi, que conviene recordar que tras pagar una compensación millonaria a las familias de los pasajeros masacrados, fue "rehabilitado" por los mandatarios occidentales.
A España llegó acompañado de una cohorte de amazonas y en París plantó su
"jaima", su tienda beduina, consiguiendo que los anfitriones le rieran sus
gracietas. Este es el personaje que -según dicen las crónicas- ha ordenado a sus
pilotos de combate que bombardearan a los manifestantes que han salido a las
calles de Bengasi para pedir la jubilación del dictador y de su régimen. A la
vista de lo que está ocurriendo en Libia, ¿no sería el momento de que la
comunidad internacional, la ONU, invocando el principio de "injerencia
humanitaria" decidiera intervenir? Sería lo lógico, pero creo que no sucederá.
¿Por qué? Pues porque quienes tendrían que tomar la decisión son los mismos
hipócritas que hasta hace dos días, pensando en el petróleo o en intereses
estratégicos (caso de Egipto), miraban para otra parte cuando las organizaciones
de derechos humanos denunciaban los abusos de estos y otros sátrapas cuyos
nombres están en la mente de todos.