Hispanidades
Contaba un colega que una niña de seis años recriminó este verano a su abuela en un pueblo molinés cuando la alabó: ¡“Eres la más bonita de España!” “Esa palabra no se dice, yaya”, le regañó.
Normal cuando las criaturas oyen desde hace años en algunas comunidades “España nos roba” y “Puta España”, o ven pintadas con “Fuera España” y “Caña a España”.
Bien mirado, igual hay que darles las gracias por ser las mayores creyentes en la existencia de España. Otros cantamañanas prefieren decir Este país o Estado español. Hasta agreden a quien porte cualquier símbolo. También menosprecian un idioma con 1.400 años al que siguen llamando castellano, hoy con 580 millones de hablantes (483 nativos) en el planeta. Una Hispanidad viva, que comparte el 80% del vocabulario (el resto son localismos, según la RAE), y que cada 12 de octubre celebra su fiesta.
La Comunidad de Madrid se ha sumado a las sempiternas hispanidades polémicas desde cuando Colón. Su presidenta, Isabel Ayuso, siempre en la brecha provocativa, ha programado cien actividades para que la efeméride trascienda al tradicional desfile militar y se convierta en un encuentro cultural con países hispanoamericanos. Hasta ha patrocinado en el Teatro Apolo y otros escenarios barceloneses varios conciertos de artistas mexicanos, peruanos y venezolanos.
En Castilla-La Mancha será día festivo, como en toda España por decreto del Consejo de Ministros y, por tanto, de cumplimiento obligado. Tampoco faltará algún revirado de siempre, incluso en una comunidad con una bandera que a los de fuera les evoca la película del Cid, y carente de himno oficial, como recordaba recientemente el ex portavoz del Ejecutivo de Felipe González, Eduardo Sotillos.
Parece, ironizaba este socialdemócrata persistente, que los presidentes castellanomanchegos tampoco lo han echado en falta. Y menos en periodos electorales. Se toca como siempre el himno de España, un poco más cargado de bombo y platillos, y listo ¡Qué viva España y la Hispanidad!