Hosco horizonte
Decía Winston Churchill que el político se convierte en estadista, cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Pues bien, tras el empacho de manifestaciones, declaraciones, discursos y peroraciones en las últimas veinticuatro horas, tengo la desazonante impresión, no ya de que ninguno de nuestros políticos se acuerde de las próximas generaciones, sino de que ni siquiera recuerde las necesidades de sus coetáneos. En nuestro camino lento pero continuo a estar peor que ayer y mejor que mañana ya hemos subido un punto más, y son casi un 21% los españoles que viven por debajo del umbral de la pobreza. Naturalmente el cambio de gobierno está orientado a ello, lógicamente la oposición critica al gobierno para detener e incluso disminuir este empobrecimiento de la población, y ustedes y yo nos lo creemos, y todos mentimos. Un análisis de las declaraciones llevadas a cabo en las últimas horas por líderes de opinión, incluidos periodistas, nos desvelan una preocupación preferente por calcular lo que va a influir el cambio de gobierno en las próximas elecciones generales. Salvo honrosas y contadas excepciones, es muy difícil que alguien se haya preocupado por sopesar si la Sanidad será mejor o peor, si nuestras maltrechas relaciones internacionales van a fortalecerse, o si se logrará que dentro de un trimestre no sea ya el 22% de los españoles el que se encuentre por debajo del nivel de la pobreza. La atención está fijada en las elecciones que sucederán dentro de año y medio. En ese año y medio, parados, pobres y necesitados, abstenerse de molestar, porque están embebidos en lo que sucederá dentro de dieciocho meses. Y, a medida que nos acerquemos a ese hosco horizonte, más evidentes serán las discusiones a cara de perro. Imprimir.