Ideas e ideales

02/01/2019 - 13:43 Jesús Fernández

¿Dónde están ahora aquellos líderes jóvenes, ambiciosos de poder y de riqueza?

Las ideas son construcciones abstractas de la mente. Forman parte de la estructura de las sociedades, de las culturas,  de las civilizaciones, de los pueblos, de las naciones  y hasta de las organizaciones. Las ideas son algo fijo, robusto, basadas en principios, son algo  consistentes e inalterables. Normalmente, las ideas dan paso a los ideales pero en la formación de ellos ya intervienen las motivaciones y los intereses de las personas, de las tendencias y de los grupos. Los partidos políticos son especialistas en cambiar ideas por ideales donde ellos manipulan más y mejor el pensamiento, el sentimiento y la opinión de la población dispuesta no sólo a cambiar de ideales sino también de ideas.

Hablamos muchos  de ideologías y hasta de razones ideológicas en la práctica política. Las ideas nunca llevan implícita  una determinada política pero se utilizan para justificar algunas medidas porque se cree, precisamente, que son los vínculos más fuertes que tiene el hombre. Los ideales, por el contrario, son más volátiles y cambian con la edad, o con el territorio, con la situación económica del ciudadano o de las familias. Estamos en un momento en que los ideales de la población forman parte de las estrategias de los partidos. También éstos producen frustración y no están a la altura de sus expectativas. Pero esos ideales se desvanecen. La izquierda española supo gestionar los ideales, causantes de indignación de un sector de la población, en un momento determinado, como pueden ser estudiantes, parados, los descontentos, los pensionistas, los excluidos y marginados.¡Cuánta hipocresía reina en nuestra democracia!

¿Dónde están ahora aquellos líderes jóvenes, ambiciosos de poder y de riqueza? Están peleándose entre ellos, ávidos de poder e influencia. Creen más en  la fidelidad que en la fiabilidad. Utilizaban  a ciertos sectores sociales para ascender en su posición económica y social. Parecía que habían cambiado de ideales y se iban a sacrificar por el pueblo. Y se han encontrado con una oposición interna. Castas, élites, “soviets” que aquí se llaman círculos. No tienen más recursos ni esquemas que los de dictadores anteriores de todos conocidos. Autoridad, tiranía, supremacía, ordeno y mando, el dedo, los intereses de la pareja, control de personas y recursos, purga y supresión de la disidencia interna. favoritismo de amigos, ocupar los primeros puestos en las instituciones y sus grandes remuneraciones asociadas. En España nunca ha habido una izquierda moral. Todos los intentos de dicha izquierda por asaltar el poder por su flanco más débil o vulnerable que es la corrupción, se ha estrellado contra la propia corrupción en sus filas y fieles. ¿Qué mensaje puede salir de esa lucha interna por el poder? Uno solo. Enriqueceos a toda prisa, mientras dure el poder conquistado  pues esto se acaba. Pero con la corrupción de la derecha y de la izquierda (a doble mano) nunca se acaba porque es la misma en ambos lados.