Iluminados

30/10/2021 - 15:21 Antonio Yagüe

“Nueva York se nos va a quedar pequeño! La Navidad de Vigo va a ser apoteósica”, proclamaba el 4 de agosto el regidor socialista, en plena escalada histórica del precio de la luz.

Un amigo bilbilitano sostiene que la estupidez estaba antes peor vista. Ejemplo: nadie ve hoy raro que algunas ciudades lleven desde el verano haciendo un adelanto de la iluminación navideña. Ya hace una semana que se instaló el árbol en la Puerta de la Bisagra de Toledo. En Madrid llevan cableando desde septiembre para batir el récord de 210 calles engalanadas. Y no digamos en Vigo, gobernada por Abel Caballero, que cada año saca pecho de su despliegue decorativo para competir con los grandes alumbrados de Nueva York, Londres o Tokio.

“¡Nueva York se nos va a quedar pequeño! La Navidad de Vigo va a ser apoteósica”, proclamaba el 4 de agosto el regidor socialista, en plena escalada histórica del precio de la luz. Madrid destinará 31,2 millones de euros, Vigo casi un millón, Zaragoza más de 700.000 y Guadalajara ni se sabe. Lo que sí se sabe, según datos oficiales, es que España ostenta el récord de gasto en alumbrado público, 950 millones de euros, con dinero ídem. Un despilfarro en esta competición absurda de ediles iluminados (sin importar el partido) de a ver quién tiene más luces callejeras, no de las otras.

A mis primos franceses les sorprendía que en pleno agosto se empezasen a ver bombillas colgadas de los árboles, con ciudades a 40º y una ola de calor que azotaba la península. El espectáculo tampoco chirría ya en un país en manos de instagramers, influencers, youtubers, reguetoneros, tertuli-asnos de Telecinco y la Sexta, poligoneras aspirantes a divas, políticos sin reparos, revolucionarios de sofá, cantamañanas y frikis de manual y gentes sin ética ni estética.

En Molina de Aragón todavía no se ha movido un cable ni una bombilla. Y eso que la Nochebuena se adelanta a la Inmaculada gracias a una bula papal de hace 500 años. Parece que el alcalde se resiste. O quizá reserve focos y luminarias para los fastos de la inauguración del Parador Nacional anunciado para Semana Santa, este año algo tardía (10-17 de abril). Toda luz será poca para alumbrar tan esperado evento con ilustres mandatarios y del montón, abrazos, besos, cortesías y el correspondiente piscolabis.