Indignado desde Hait

11/09/2012 - 00:00 Fernando Almansa




Escribo estas líneas desde Puerto Príncipe, capital de Haití, un país desolado por la injusticia estructural desde su nacimiento, desde los Duvallier, desde las invasiones Norteamericanas, desde las inundaciones y el terremoto de 2010, desde el cólera posterior, desde la sequia, desde la arrogancia de la comunidad internacional; la que quiere imponer y la que no sabe cooperar. La pobreza es el no-pan nuestro de cada día, a esta pobreza se añade una vulnerabilidad climática extrema, el cambio climático se siente como siempre en los más pobres y es que a perro flaco todo son pulgas. Indignado escribo, de ver que el sistema imperialista, consumista, depredador de la naturaleza agrava la vulnerabilidad de los más pobres entre los pobres. Hoy en día aún las calles están llenas de escombros tras el terremoto, y unas cuatrocientas mil personas se cobijan entre lonas, cartones y chapas horadadas. Los coches de gran cilindrada de tantas agencias internacionales recorren las calles con arrogante velocidad, las mujeres en las aceras venden unos tomates, unas zanahorias,.. un hombre anciano me ofrece un periódico,.. me pregunto ¿Cuánto podrá ganarse al día?.

  Accedo a que un limpiabotas me limpie los zapatos, siempre he odiado esto, pero es una forma digna de que se gane dos dólares. La ciudad contaminada al máximo, el modelo consumista hace que casi todo se venda en envases que no se pueden reciclar, casi todo es importado de Estados Unidos. Hay que cambiar el modelo, un modelo estúpido, necio, en manos de cuatro mangantes que arruinan a Haití, y a España, que hacen más vulnerables a la población de Puerto príncipe, y a los habitantes de Pozancos en Guadalajara, que les quitan el agua que no les pertenece ni a ellos ni al usurpador, sino a la madre naturaleza que nos lo da a todos. Malditos hijos de…, malditos canallas. Indignado, por Haití, por el Sahel, por los abusos de duques y reyes, por los recortes sociales, por el robo del agua del subsuelo de Pozancos, ¡indignado!