Jornada de la Vida consagrada

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Cartas al director
JOSÉ SÁNCHEZ GONZÁLEZ Obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara
El próximo día 2 de Febrero, Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, Fiesta también de la Madre, con el popular título de la Candelaria, la Iglesia nos invita a fijar nuestra atención y proyectar nuestro afecto hacia las personas que sirven a Dios, a la Iglesia y a la humanidad en el carisma de la Vida Consagrada.

La Vida Consagrada, es decir la entrega en la totalidad de la persona y de por vida al servicio a Dios y a los hermanos, en el seguimiento radical del Señor por los votos de pobreza, castidad y obediencia, con el compromiso sellado por el acto religioso de la Consagración, no es sólo asunto propio de las personas consagradas. La Vida Consagrada nos afecta e interesa a todos. Es un servicio especial en la Iglesia y para la Iglesia y para todo el mundo, que a todos nos beneficia y al que no podemos sentirnos ajenos ni indiferentes.
Es lógico que la Iglesia nos invite, especialmente en esta Jornada de la Vida Consagrada, en primer lugar, a dar gracias a Dios, con las personas consagradas, por este precioso e impagable regalo de Dios a su Iglesia por medio de estas personas, que lo dejan todo, se entregan en totalidad a Dios y no tienen otro interés que la gloria de Dios, Su Reino y el mejor servicio a sus semejantes.
Renuncian a todo para estar más libres para el servicio a Dios y al prójimo. Dejan padre y madre, hermanos, esposo, esposa, hijos… para proyectar su amor y su dedicación a todos, con predilección por los más pequeños, pobres, débiles y necesitados.

Demos gracias a Dios por este rico, múltiple y diverso don de la Vida Consagrada, valoremos lo que ella significa en la Iglesia y mostremos a las personas consagradas nuestro afecto, nuestra gratitud y nuestra ayuda generosa en la oración por ellas y en todo aquello que contribuya a que puedan llevar a cabo su misión y sus impagables servicios.
Por ser el presente año 2010 Año Jubilar Jacobeo, con el consiguiente incremento de las peregrinaciones, el lema escogido en nuestra Iglesia en España para esta Jornada Mundial de la Vida Consagrada es: Caminos de Consagración. Efectivamente, todas y cada una de las diversas formas de Consagración son caminos diversos, con el mismo origen, que nace en Cristo, con la misma meta, que es Cristo, y dentro del único Camino, que Dios nos ha abierto en su Hijo, que es Camino, Verdad y Vida.

Tenemos a los antiguos ermitaños del desierto, al estilo de San Antonio Abad, pasando por los monjes y monjas, las Órdenes mendicantes, las numerosas Congregaciones masculinas y femeninas, los Institutos seculares, las Sociedades de vida apostólica, las nuevas formas y familias consagradas de hoy, las personas consagradas en el mundo… Son todas ellas manifestación de la maravillosa acción del Espíritu que se infunde en las personas a las que llama a un seguimiento más radical del Señor y a un servicio de mayor entrega y generosidad, que hemos de admirar y agradecer.
Por tener todas las personas consagradas y sus Institutos en común ser camino de consagración, constituyen, al mismo tiempo, para nosotros una llamada, una invitación y un estímulo para incorporarnos con ellos en su camino de consagración, de renuncia, de entrega a Dios y de servicio a los hermanos, cada uno en la medida del don recibido. Son éstas actitudes evangélicas, que a todos se nos piden, según el propio carisma y vocación.

Pidamos también al Señor que bendiga a nuestras hermanas y hermanos consagrados con abundancia de vocaciones.