José García Salinas, la gestión por encima de ideologías
El éxito cosechado tiene mérito porque se produce en un contexto marcado por el golpe encajado por los socialistas. Un castigo del que han escapado territorios como la región y, en concreto, Guadalajara.
Los periodistas acostumbramos a poner el foco en lo negativo, en lo morboso o incluso en lo anecdótico conscientes, siguiendo el desgastado aforismo de la profesión, de que la noticia no es que el perro muerda al hombre sino al revés. Puede que este sea el oficio más hermoso del mundo, como decía García Márquez, pero a veces también es el más estrábico. Al menos, cuando se trata de abordar la actualidad política después de unas elecciones. Señalamos sin piedad a quienes salen derrotados de las urnas, una tendencia acentuada por un clima de polarización insufrible, y evitamos enfatizar los méritos de quien recibe un respaldo nítido.
Los vecinos de Cabanillas del Campo han vuelto a otorgar su confianza, por tercera vez consecutiva, a José García Salinas. Y yo me alegro porque perfiles como el suyo son los que necesita esta provincia, esta autonomía y este país. La lista socialista que encabezaba obtuvo nueve concejales, uno más que en 2019; y prácticamente la mitad de los votos (49%), que se dice pronto, casi cinco puntos más que hace cuatro años y a gran distancia del segundo, que fue el PP (24%).
Con este excelente resultado, Cabanillas se ha convertido en el municipio más grande de Guadalajara con un alcalde con mayoría absoluta. De hecho, es la única absoluta entre los municipios de más de 10.000 habitantes y una de las dos -la otra es del incombustible Rafa Esteban en Marchamalo- entre las localidades de más de 5.000 habitantes. El éxito cosechado tiene mérito. No solo porque se produce en el municipio de mayor renta per cápita de Castilla-La Mancha -por tanto, terreno abonado para opciones conservadoras-, sino por haberlo conseguido en un contexto marcado por el golpe encajado por los socialistas. Un castigo del que han escapado territorios como Castilla-La Mancha y, en concreto, Guadalajara con unos resultados provinciales que son el reflejo del intenso trabajo, pueblo a pueblo, de la organización que lidera Pablo Bellido.
El triunfo arrollador de Salinas obedece a dos factores clave. Primero, su tarea de gobierno. El Equipo Salinas, como así se ha presentado ante sus vecinos, ha convertido a Cabanillas en la locomotora económica del Corredor del Henares, gracias a la capacidad de atracción empresarial y la puesta en marcha de un nuevo polígono. Cabanillas, con un 9,7% de paro -tres puntos por debajo de la media nacional- dispone hoy de más puestos de trabajo que de empadronados. El ayuntamiento se mantiene en superávit, sin un solo euro de deuda bancaria, y la seguridad ciudadana se ha incorporado a las prioridades. Todo ello se completa con una programación cultural ambiciosa, con la mejora del transporte público y un paquete de inversiones sin precedentes, con infraestructuras como el Parque Elena de la Cruz.
El segundo elemento galvanizador es personal. A lo largo de los últimos ocho años, el primer edil cabanillero ha mostrado su cercanía y una actitud refractaria a la polémica y ajena a cualquier tentativa de sectarismo. Esto le ha llevado a anteponer las necesidades de su pueblo a las siglas a las que pertenece, evitando vacilar en las reivindicaciones que consideraba necesarias ante instancias más altas gobernadas por el PSOE.
En una coyuntura en la que, como ha escrito Josep Ramoneda en ‘El País’, “la política tiende a la dinámica de la confrontación entre el amigo y el enemigo”, resulta balsámico que la ciudadanía avale de forma rotunda la ejecutoria de quien decide gobernar para todos. Sin partidismo, de forma solvente y a pie de calle.
Su victoria muestra la importancia de situar la gestión por delante de las ideologías, un rasgo especialmente valioso cuando se trata de dirigir un ayuntamiento. Por eso su partido acierta si concede más protagonismo, orgánico e institucional, al alcalde de Cabanillas y a su equipo de Gobierno local en la legislatura que ahora arranca. No solo el futuro del PSOE alcarreño pasa por Salinas. También el de Guadalajara.