José Luis Sampedro: un humanista que pasó por mi pueblo

14/04/2013 - 00:00 Tomás Nieto

  
  
  
  Cuando me entere del fallecimiento del ante todo humanista, además de profesor, escritor y economista José Luis Sampedro sentí un compromiso personal de contar algo sobre él en un periódico de nuestra provincia, a la que tanto promocionó directa e indirectamente a partir de los años 90, primero con su novela “ El río que nos lleva “ y posteriormente con la película que se llevó al cine. Cualquier comentario, opinión o análisis sobre su obra o su persona sería repetitivo y no añadiría nada, pues es de sobra conocida por la inmensa mayoría de los lectores. Dedicar un apartado menos conocido y más localizado del personaje puede resulta cuando menos curioso. Recuerdo aquel 21 de agosto de 1989 cuando el escritor pasó un día con los vecinos de mi pueblo, Villanueva de Alcorón.
 
  Dos eran las razones por las que interrumpió su estancia en el balneario de Alhama de Aragón, donde solía descansar todos los meses de agosto en esas aguas termales para reponerse de su lumbago: descubrir la placa del colegio público del pueblo que lleva su nombre y deleitarnos con una conferencia que versaba sobre su ideas de la sociedad y desvelar todos los entresijos de su novela “ El río que nos lleva “. Tuve la oportunidad de conocer al profesor en el año 1985, en una conferencia en la Universidad de Alcalá de Henares cuando estaba estudiando la licenciatura de Económicas. En años anteriores, por necesidades académicas, ya había leído algunos libros suyos de estructura económica donde me conciencie que la carrera que había decidido estudiar tenía un componente sociológico que hasta el momento desconocía: hacer de la economía un instrumento al servicio de toda la sociedad y de redistribución de la renta. De sus novelas me fascinó “ El río que nos lleva “ por narrar hechos y paisajes tan cercanos a mi tierra natal y que tantas veces escuche a los mayores de mi pueblo cuando hablaban de la peculiaridad del transporte de los pinos por el río Tajo y sobre todo, de lo atípico de aquellas personas llamadas gancheros que eran los encargados de conducir las maderas hasta las serrerías de Aranjuez. Al término de la conferencia que antes citaba, charlamos un rato sobre la novela y quedamos para otro día para contarme con más detalles como se fraguo dado el interés e incluso pesadez que mostré sobre el asunto. Nos vimos varias veces en su casa y le propuse dar una conferencia desenfadada en la semana cultural que todos los veranos se organizaban en el pueblo. Como gesto de gratitud, ya que se ofreció de forma desinteresada, el Ayuntamiento acordó poner su nombre al colegio público del pueblo. Todavía recuerdo la emoción del profesor cuando le lleve la invitación oficial y si aceptaba que las escuelas llevasen su nombre. Nada le podía hacer más ilusión a un enamorado de la educación que por primera vez en España apareciese un rotulo “ Colegio Público José Luis Sampedro “. Fue un día de fiesta en el pueblo. Ya al descubrir la placa con su nombre, expreso su enorme gratitud, comento los valores de la enseñanza y donde por primera vez le oí decir que la libertad de pensamiento condiciona la libertad de expresión y la propia libertad de los seres humanos. Por la tarde, en la conferencia amena de más de hora y media nos deleito a todo un publico entusiasta de escucharle.
 
  El salón de actos resulto insuficiente para albergar a tanta gente que habían venido incluso de pueblos limítrofes a nuestro Villanueva de Alcorón. Desveló varias curiosidades referentes a la novela: el primer titulo que pensó para ella “ Pan y navaja “ ya que en la explanada de un antiguo campo de aviación en Zaorejas se paró con un carretero que estaba comiendo pan que cortaba con una navaja; sus experiencias durante unos días conviviendo con los gancheros; su inspiración en una muchacha de la sierra que estaba sirviendo en una posada como la protagonista de la novela ( Paula ); la recreación de la Semana Santa en un pueblo imaginario como Sotondo ya que no podía relatar la veracidad del lugar por la censura, etc. Sin embargo, lo que más llama la atención de esta novela, que supera con creces la película, es la descripción minuciosa de los paisajes y parajes, además de la caracterización peculiar de cada uno de los componentes de la maderada con un rasgo común: todos tenían un pasado oscuro y que debían tapar enrolados en ese grupo heterogéneo.
 
  Aunque muchos no piensen como el profesor, deberá reconocerse su honestidad y el compromiso personal en lo práctico con sus ideas. Contrario al capitalismo salvaje de los últimos tiempos, a la sociedad consumista impuesta por los más poderosos y a la sociedad de libre mercado, a la especulación del dinero considerado como bien supremo, a la corrupción como algo aceptado por el sistema. Frente a estas ideas propuso un mayor valor de las personas, una sociedad más justa, una defensa e implicación por la gente más humilde, etc. Su larga vida sin lujos, su muerte huyendo de homenajes y la admiración de todo tipo de generaciones como lo prueba que en las redes sociales cuando se conoció su fallecimiento fuera el tema más hablado confirman la identidad entre teoría y practica de este humanista. Estoy orgulloso de que un humanista tan coherente pasara con las gentes de mi pueblo un día que muchos nunca olvidaremos. Aunque haya muerto, sus ideas y sus pensamientos siempre estarán presentes tanto en los muchos admiradores que ha dejado como en los pocos detractores que aún persisten.