La atención a los mayores, una prioridad social
Nuestra calidad como sociedad se ha de medir por la sensibilidad a quienes padecen, de manera particular a la tercera edad.
En una sociedad avanzada resulta esencial la debida atención a las personas que más lo precisan por edad, dependencia o cualquier factor que las convierta en vulnerables. Un colectivo especial que requiere de cuidado y protección es el de nuestros mayores al que se añade una deuda moral por su contribución en circunstancias desfavorables a la construcción del estado de derechos y libertades del que hoy gozamos. La pandemia ha causado estragos en las personas de avanzada edad que después de una vida dedicada a los demás han muerto sin el servicio sanitario que precisaban, por el colapso del sistema, ni el acompañamiento de sus familiares y seres queridos. Será un capitulo negro de la historia, no cuantificado numéricamente, pero del que nos hacemos una idea por el exceso de mortalidad respecto a años anteriores, del que, a parte de las responsabilidades políticas que puedan existir, debemos aprender para que no vuelva a repetirse, mejorando protocolos de actuación en las residencias, invirtiendo más en profesionales y medios para que el servicio sanitario sea siempre el adecuado a las necesidades, tema a considerar cuando estamos ya en una segunda ola. Pero la actuación no solo se limita a la asistencia médica sino que se extiende también a otras muchas facetas del día a día tanto en circunstancias extraordinarias como las actuales o de normalidad. Son muchas las personas ancianas que viven en soledad, no tienen apoyos familiares, padecen algún tipo de limitación o presentan dificultades de autonomía para comprar, alimentarse o entender su medicación. Las políticas sociales deben dar respuesta a estas situaciones como hace con distintos programas la Diputación Provincial, por ejemplo con ‘Como en casa’, o el explicado esta semana para que los farmacéuticos, por indicación de los profesionales de Atención Primaria, organicen en un dispensador la medicación que en muchos casos resulta compleja para el enfermo. También, aunque ahora permanezcan cerrados por el Covid-19, con efectos nefastos sobre la salud física y neurológica, es importante que existan centros de día donde realicen actividades, reciban tratamiento terapéutico, en definitiva se les atienda en función de su estado para mejorar sus condiciones de vida, tanto en los pueblos, como en las ciudades. Nuestra calidad como sociedad se ha de medir por la sensibilidad a quienes padecen, de manera particular a la tercera edad.