La bomba griega

05/11/2011 - 00:00 Carmen Tomás


  Parece que la madre del Cuco, el menor implicado en la desaparición de Marta del CGrecia, mejor Papandréu, sigue siendo una bomba de relojería incontrolada. Ni las llamadas a capítulo por los líderes de la Unión Europea o la reunión del G-20 han sido capaces de vislumbrar una salida o siquiera amortiguar sus efectos perversos. Los mercados han bailado a su ritmo. Primero, con caídas tremendas en las bolsas al conocer la decisión del primer ministro griego de convocar un referéndum para que sus ciudadanos respaldaran o no las medidas que le impone la UE para su salvación. Después, con la desconvocatoria y más tarde con el resultado de la moción de censura a la que se sometía en el Parlamento.

  El resultado de todos estos pasos ha sido para los mercados de incertidumbre y volatilidad. El IBEX, por ejemplo, ha perdido en la semana casi un 7 por ciento, unos 23.500 millones de capitalización. También sufrieron la prima de riesgo y la rentabilidad del bono a 10 años. España e Italia han sido los grandes perdedores, aunque aquí no se salva nadie. El riesgo sistémico de una suspensión de pagos de Grecia e incluso su expulsión del euro logró cambiar la agenda del G-20 y puso en vilo a medio mundo. El principal asunto de la agenda era el Fondo de Rescate Europeo y su dotación. No se logró que las grandes potencias colaboraran, aunque sí se decidió una mayor dotación de fondos al FMI, que pondrá bajo vigilancia a Italia.

  En cuanto a España, aunque no se pidieron nuevos compromisos, a nadie se le oculta que se nos lleva ayudando meses a través de la compra de deuda por parte del BCE y que la proximidad de las elecciones generales nos dan una tregua. Sin duda, los grandes del mundo quieren esperar y ver qué ocurre con el nuevo gobierno que salga de las urnas.

  En todo caso, el análisis de lo ocurrido y la situación en España, con la economía al borde la recesión y una tasa de paro del 22 por ciento no son para sacar pecho porque hayamos evitado la intervención formal. Queda demasiado por hacer dentro y fuera de España como para querer salir indemne de una cita mundial. Nuevamente la insensibilidad de Zapatero quedó de manifiesto y ya sólo cabe esperar los resultados del 20-N, que si son cómo adelantan las encuestas, serán demoledores para el partido en el gobierno.